La atleta rusa sumó un nuevo título, pero se quedó con el sinsabor de batir su propia marca en el campeonato internacional que se celebra en Turquía.
La rusa Yelena Isinbáyeva aumentó con una marca de 4,80 su colección de títulos mundiales con el cuarto en pista cubierta pero no pudo añadir uno más, pese a intentarlo tres veces, a los 28 récords mundiales de pértiga que ya tiene.
Dos semanas después de reanudar en Estocolmo, con un salto de 5,01 metros, su colección de plusmarcas, que permaneció durante dos años congelada en 27, la revitalizada Isinbáyeva olvidó sus amarguras de Doha en 2010, donde sólo pudo ser cuarta.
Isinbáyeva esperó a 4,70 para estrenarse, cuando sólo quedaban la alemana Silke Spiegelburg, la francesa Vanessa Boslak y la británica Bleasdale en competición.
El listón en 4,70 seleccionó el podio, ya que Spiegelburg no pudo con esa altura. Boslak y Bleasdale se quedaron ahí, plata y bronce. La zarina rusa saltó 4,80 y, ya en solitario, atacó, sin éxito, el récord mundial con la barra en 5,02.
La atleta de Volgogrado, de 29 años, parecía sumida en una grave crisis tras sonoros fracasos en Mundiales, tanto al aire libre (Berlín 2009 y Daegu 2011) como en sala (Doha). Abandonó al técnico Vitaly Petrov para volver con su entrenador de toda la vida, Evgeny Trofimov, y el cambio empieza a surtir efectos.
Faltaron a la cita la defensora del título, la brasileña Fabiana Murer, que prefirió concentrarse en la preparación de los Juegos Olímpicos, y la número dos del mundo, la estadounidense Jenn Suhr, lesionada en el tendón de aquiles poco antes de los campeonatos.
EFE
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