El Pontífice afirmó que esa ley lesiona el derecho de las personas a la libertad religiosa, al considerar que sirve de pretexto para cometer injusticias y violencia contra las minorías.
Benedicto XVI pidió hoy a las autoridades de Pakistán que supriman la ley contra la blasfemia, al considerar que sirve de pretexto para cometer injusticias y violencia contra las minorías religiosas.
En su anual encuentro con el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, el Papa denunció los ataques contra la libertad religiosa en numerosas partes del mundo y dijo que entre las normas que lesionan el derecho de las personas a esa libertad "merece una mención especial la ley contra la blasfemia en Pakistán".
"Animo de nuevo a las autoridades de ese país a realizar los esfuerzos necesarios para abrogarla, tanto más cuanto es evidente que sirve de pretexto para cometer injusticias y violencias contra las minorías religiosas", afirmó el Obispo de Roma.
El Pontífice agregó que el "trágico asesinato" del gobernador del Punyab "pone de manifiesto la urgencia de proceder en ese sentido".
El Papa señaló que la "veneración a Dios promueve la fraternidad y el amor, no el odio o la división".
El pasado 4 de enero el gobernador de la provincia paquistaní oriental de Punyab, Salman Tasir, fue asesinado en Islamabad. El político estaba en el punto de mira de las críticas de los clérigos integristas por su oposición a la ley antiblasfemia y su apoyo a la campesina cristiana condenada a muerte bajo esta norma, Asia Bibi.
Asia Bibi, de 45 años, está condenada a muerte por blasfemia en Pakistán tras ser acusada de haber insultado a Mahoma. Benedicto XVI exigió recientemente su puesta en libertad.
Bibi, madre de cinco hijos, fue denunciada por un integrista islámico en junio de 2009, acusada de haber ofendido a Mahoma durante una discusión con varias mujeres musulmanas que habían rechazado beber agua que había tocado la cristiana, al considerarla "impura".
Bibi fue detenida, después de que un grupo de musulmanes asaltaran su casa, en las cercanías de Lahore, y agredieran a sus hijos. EFE
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