En un recorrido realizado por las calles de La Paz, el enviado especial de RPP Noticias a Bolivia, Carlos Villarreal recogió algunas impresiones de los ciudadanos bolivianos sobre la crisis que atraviesa su país.
La Paz cumplió este martes una semana paralizada por vigilias, bloqueos de calles y el cierre de oficinas públicas y comercios, mientras sus habitantes se organizaban ante el temor de un incremento de la violencia dos días después de la renuncia del presidente Evo Morales.
La salida de militares a las calles la noche del lunes, luego de que la Policía reclamara que estaba rebasada, trajo cierta tranquilidad, pero el temor no ha desaparecido. En un recorrido realizado por las calles de La Paz, el enviado especial de RPP Noticias a Bolivia, Carlos Villarreal recogió algunas impresiones de los ciudadanos bolivianos sobre la crisis que atraviesa su país.
“Me parece que ya era hora de que salga Evo Morales, pero con un golpe de estado no era la forma. Me hubiera gustado que Evo cumpla su mandato y se fuera por la puerta”, dijo un ciudadano en La Paz. “Para nosotros ha sido justo que este gobierno corrupto salga de nuestro país porque nos estaba llevando a la desgracia”, señaló otra vecina de lugar.
La banca privada y los comercios en toda la ciudad están paralizados, salvo algunas pequeñas tiendas de alimentos en barrios, mientras en los cajeros automáticos se observan largas filas de personas para retirar dinero. Después del mediodía, dos aviones de combate comenzaron a sobrevolar repetidamente la ciudad a muy baja altura, generando mayor ansiedad entre la población. Estos vuelos comenzaron el lunes al anochecer.
La tarde de este martes varios grupos a favor del expresidente de Bolivia, Evo Morales, se movilizaron por La Paz para expresar su apoyo a su líder. Otros se agruparon en los exteriores del Congreso, donde la senadora opositora Jeanine Añez, segunda vicepresidenta de la cámara alta, busca ser nombrada presidenta provisional.
La violencia en Bolivia comenzó un día después de las elecciones del 20 de octubre, en rechazo a la victoria de Morales, denunciada como fraudulenta por la oposición. El viernes se amotinaron los policías, quienes el domingo pidieron a Morales dimitir, después de que una misión de auditoría electoral detectara numerosas "irregularidades" en el escrutinio. El gobernante aymara firmó su renuncia el domingo, junto a su vicepresidente Álvaro García Linera y la mayoría de sus ministros.
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