La joven contrajo el virus en el centro de salud de Mota de Cuervo, en España, donde trabajaba. El contagio se produjo con dos pacientes madrileños: “Ella los atendió porque es una gran profesional, pero en realidad no tenía los medios para protegerse y trabajar".
Sara Bravo López tenía 28 años, era médico y lo que más quería era vivir en una casa en Santa Cristina de la Polvorosa, en Zamora (España) junto a su madre y el resto de su familia. A pesar de tener problemas crónicos en una de sus rodillas, logró graduarse tras siete años de sacrificio y estudio, en la facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, sin saber que un día se convertiría en una de las víctimas mortales del COVID-19 en su centro de trabajo.
La joven contrajo el virus en el centro de salud de Mota de Cuervo, cuando atendía a dos pacientes de Madrid que presentaban la enfermedad. Debido a que padecía de asma, estaba considerada dentro de la población de riesgo, pero su profesión pudo más que el cuidado de su propia salud.
“Ella hizo la guardia de un compañero y ahí lo cogió, puesto que atendió a dos pacientes de Madrid que presentaban esos síntomas. Y, claro, ella los atendió porque es una gran profesional pero en realidad no tenía los medios para protegerse y trabajar", contó José Carlos, uno de sus familiares, al diario El Español.
Tras contraer el coronavirus, Sara fue ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hosital La Mancha Centro. No pudo decirle adiós a su familia. "Lo más doloroso es que no pudimos viajar a despedirnos de Sara porque no nos dejaron por el confinamiento. Sólo durante los últimos días ella hablaba telefónicamente con su madre, su tía y primos. Y, antes de que la entubasen, Sara se despidió de su madre”, contó José Carlos.
Su auto sigue estacionado fuera del hospital. No pensó lo que ocasionaría la enfermedad en su organismo y tampoco se le ocurrió que ese mismo día la internarían. Este sábado, un médico llamó a su familia y les comunicó su fallecimiento, tras fracasar en el intento de salvarle la vida con un tratamiento importado de China.
Con ella, ascienden a cuatro los médicos que han muerto en España como consecuencia del Covid-19. La primera fue una enfermera de 52 años, en el País Vasco, y la segunda tenía 52 años y vivía en Salamanca. El tercero falleció en Castilla-La Mancha.
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