En su carta de dimisión, Tony Hall afirmó que esta fue "difícil" de tomar tras siete años en el cargo, pero que quiere priorizar los "intereses de la organización". Con su financiación pública en entredicho, la BBC debe ver su estatuto revisado a mediados de 2022 y Hall cree que su sucesor debe estar operativo antes de esa fecha. Hall asumió su cargo en 2013, con la tarea de restaurar la reputación del mayor grupo audiovisual del mundo después de que su difunto presentador Jimmy Savile fuera expuesto como un pederasta reincidente.
Hostilidad del gobierno de Boris Johnson
La empresa tiene actualmente varios frentes abiertos: se ve obligada a seducir a nuevas audiencias antes la competencia de plataformas digitales como Netflix y se prepara para las consecuencias de una sorprendente decisión judicial sobre la igualdad de remuneración que podría acabar costándole millones de libras. Pero, sobre todo, se enfrenta a la hostilidad del gobierno de Johnson al impuesto audiovisual, que deben pagar por ley todos los telespectadores y que constituye su gran fuente de ingresos.
Nada más reelegido en el cargo en diciembre, Johnson, que ahora tiene una aplastante mayoría parlamentaria, pidió al secretario del Tesoro, Rishi Sunak, que revise su financiación, que podría verse amenazada durante la renegociación de 2022. Johnson reprochó a la reputada institución británica su tratamiento de la campaña electoral, afirmando que le faltó objetividad y mostró claras preferencias editoriales, mediante algunas "coberturas exageradas" sobre acontecimientos desfavorables a los conservadores. Paradójicamente, también fueron criticados por el opositor Partido Laborista por el mismo motivo.
(Con información de AFP)