Pese a nuestros índices de inseguridad, Lima es una ciudad capaz de acoger una sede de la OCDE y la final de la Copa Libertadores. Las pasiones se expresan ante los Tribunales, no en la calle
La Justicia peruana continúa actuando en los diferentes frentes de la lucha contra la corrupción. Por una parte una lista de empresarios viene revelando detalles de sus contribuciones, a veces ocultas y no bancarizadas, a campañas electorales, en particular a la de Fuerza Popular. Por otra el juez Richard Concepción Carhuancho ha endurecido el estatuto judicial de dos de los principales ex responsables de la constructora Graña y Montero, José y Hernando Graña. Se les ha impuesto comparecencia con restricciones y la prohibición de salir del país durante tres años. La propia Keiko Fujimori será interrogada el lunes, mientras que su recurso de habeas corpus se halla en espera de una resolución del Tribunal Constitucional.
En la vecina Bolivia, tanto el gobierno de Jeanine Añez como la oposición mayoritaria se disputan la iniciativa de convocar a elecciones presidenciales. Como sabemos, la grave crisis fue desencadenada por el fraude constatado por la auditoría de la OEA. La causa mediata fue el empecinamiento de Evo Morales de postular a una tercera reelección. Si los dos principales actores políticos están de acuerdo sobre las elecciones, no se entiende porqué no han sido convocadas ya. Aunque es cierto que la renuncia de Morales no ha sido oficialmente aceptada por el Congreso y que las autoridades del Tribunal Electoral se hallan en prisión.
Nuestros enfrentamientos son judiciales y jurídicos, mientras que las elecciones parecen discurrir con legitimidad. Al menos 22 partidos de los 24 inscritos participan y esperan sin murmuraciones las decisiones del Jurado Nacional de Elecciones sobre la admisión de las listas y las tachas. En este clima recibimos formas de reconocimiento a la paz social que nuestro país parece ofrecer. Es el caso de la OCDE que ha escogido Lima como sede regional para la competitividad. El reconocimiento es tanto más valioso que el Perú no es todavía miembro de la Organización que reúne a los 35 países más desarrollados del mundo. También es un reconocimiento que se juegue en Lima este sábado la final de la Copa Libertadores de América. La decisión fue tomada por la COMEBOL, después de que las autoridades chilenas reconocieran que no podían garantizar la seguridad de decenas de miles de hinchas argentinos y brasileños esperados para la final.
La oficina de la reina Isabel II ha hecho saber que su hijo Andrés de Windsor, hermano menor del Príncipe de Gales, heredero de la Corona británica, cesará de ejercer toda forma de actividad pública. Es una manera protocolar de decir que las imputaciones sobre delitos sexuales lo privarán de aparecer en las fotos de la familia que reina en Gran Bretaña desde principios del siglo XX. La decisión, que no lo libra de eventuales demandas fiscales, es consecuencia de sus vínculos tortuosos con el magnate norteamericano Jeffrey Epstein, que oficialmente se suicidó en prisión. Son aplastantes los indicios sobre la culpabilidad de Espstein en casos de proxenetismo de lujo con menores de edad, por lo que le había sido impuesta prisión preventiva. El Duque Andrés promovía la implantación de empresas británicas en el mundo, por lo que cultivó relaciones estrechas con Epstein, de quien dijo admirar la variedad de gente que podía encontrarse en sus viviendas en Estados Unidos. Para salvar su imagen, Andrés concedió una larga entrevista a la cadena pública de radio-televisión BBC, pero los resultados fueron desastrosos. El Duque de York perdió lo poco de credibilidad que le quedaba y la monarca, de 93 años, tuvo que resignarse a sacrificar a su hijo. Nunca con más precisión los ingleses pueden decir que existen hijos descarriados y comportamientos vergonzosos “hasta en las mejores familias”.
Las cosas como son
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