Más de 200.000 personas son afectadas por las peores inundaciones que ha sufrido el estado de Queensland en décadas.
La crecida del nivel del agua en el noreste de Australia, en las peores inundaciones que ha sufrido la región en décadas, amenaza con anegar más zonas y miles de hogares, indicaron hoy fuentes oficiales.
Más de 200.000 personas se han visto afectadas por las inundaciones, cuya magnitud alcanza "proporciones bíblicas" y que mantendrán aisladas al menos diez días más vastas zonas del estado de Queensland, de una superficie igual a la de Francia y Alemania juntas.
"Desde varios puntos de vista, este es un desastre de proporciones bíblicas", dijo a la prensa el Tesorero del Estado, Andrew Fraser en Bundaberg.
"Los costes para el Estado serán enormes, tanto los directos en la reconstrucción de carreteras y otras infraestructuras como en ayudas a los damnificados, pero también en las pérdidas en agricultura, minería o el turismo", añadió Fraser.
Los equipos de emergencia centran sus esfuerzos en la localidad de Rockhampton, donde el río Fitzroy continúa creciendo y se espera que alcance su punto máximo de 9,4 metros el próximo miércoles, casi un metro más que hoy, amenazando con anegar entre 2.000 y 4.000 viviendas en los próximos días.
El alcalde de la población, Brad Carter, dijo que el aeropuerto cerrará hoy su actividad excepto para los vuelos de emergencia y que los residentes continuarán aislados durante un "período largo" ante la previsión de que el agua corte mañana dos autopistas.
"Es probable que la comunidad esté incomunicada durante diez días hacia el sur y a través del aeropuerto", dijo Carter, quien advirtió que harán falta unas tres semanas hasta poder volver a disponer del aeropuerto en condiciones.
"Nos hemos preparado lo mejor que hemos podido. La mayoría de gente que se prevé que el agua inunde sus casas ha sido evacuada", añadió el alcalde.
En Emerald, el centro del Estado, el río Nagoa ha sumergido el 80 por ciento del municipio y a un millar de casas que obligó a evacuar a sus 1.300 habitantes que tuvieron que recibir 2011 en el centro de refugiados.
"Vamos a necesitar meses para limpiar y reparar todos los desperfectos", dijo el alcalde Peter Maguire.
Mientras, en Bundaberg, donde 300 hogares y 120 negocios están bajo el agua, se preparan para iniciar las tareas de limpieza a medida que el río Burnett rebaja su nivel hasta los 5,5 metros desde el máximo de 7,9 que alcanzó el jueves.
La Reina Isabel II envió un mensaje de apoyo a los afectados por unas inundaciones que ha seguido "con gran preocupación".
A través de su representante en Queensland, la Gobernadora Penelope Wensley, la Reina hizo llegar "mis sinceras simpatías a todas las personas cuyas comunidades han sido afectadas por este desastre".
La primer ministro, Julia Gillard, que ayer visitó la región, anunció la creación de una línea telefónica para que los afectados puedan solicitar ayudas económicas, de 1.000 dólares por adulto y 400 por menor.
"Hay muchas más cosas que vamos a hacer y que van a ser necesarias pero esta ayuda por el desastre está disponible inmediatamente para la gente", dijo Gillard.
Días de lluvias torrenciales generadas por el ciclón Tasha han dejado miles de casas y negocios inundados, campos de cultivos anegados y carreteras cortadas, un desastre que costará varios miles de millones de dólares a las autoridades locales y las compañías de seguros.
EFE
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