El ministro de Exteriores persa dijo que, a la nueva ronda de contactos que comenzarán la próxima semana, Irán acudirá sin "líneas rojas", ya que todo se puede negociar.
Las sanciones impuestas por los países occidentales a Irán por su programa nuclear "han fallado" y sólo han "provocado resentimiento" en un pueblo con el que funciona más "el respeto, que las presiones", aseguró hoy en una entrevista con Efe el ministro iraní de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif.
"Las sanciones lo que han hecho realmente es crear insatisfacción en la población iraní. Creo que las sanciones fallaron" y que Irán fue quien decidió libremente acudir a la vía de la negociación, como ya había hecho antes de que Occidente impusiera esta forma de castigo al país, aseguró el diplomático.
"Acudir a la negociación fue una decisión iraní para crear nuevas interacciones con los países occidentales. Queríamos cambiar y esa fue una oportunidad para hacerlo", matizó.
En su primera visita a un país occidental tras la firma del preacuerdo de Lausana sobre su programa nuclear, Zarif participó hoy en Madrid en un acto con el ministro español de Industria, José Manuel Soria, y el exsecretario general de la OTAN y ex jefe de la diplomacia europea Javier Solana.
Zarif habló del preacuerdo alcanzado en la ciudad suiza de Lausana el pasado 2 de abril entre el gobierno de Irán y seis grandes potencias que establece las bases para poner fin al polémico programa nuclear iraní y que deberá ser cerrado en nuevas negociaciones en los próximos tres meses.
El ministro de Exteriores persa dijo que, a la nueva ronda de contactos que comenzarán la próxima semana, Irán acudirá sin "líneas rojas", ya que todo se puede negociar, y los únicos límites serán que los acuerdos no vayan contra el pueblo iraní.
"No se nos puede pedir que vendamos nuestra dignidad", alertó, al tiempo que defendió que se eliminen ya en esta nueva fase de las conversaciones todas las sanciones.
Zarif también sugirió un "cambio de mentalidad" a los países occidentales, "demasiado confiados en que su poder económico y militar y su capacidad de presionar dan resultados", y negó que una posible bancarrota en el país hubiera obligado a Teherán a sentarse a negociar.
El diplomático se refirió además al acercamiento entre Estados Unidos e Irán a raíz de este proceso negociador y añadió que, una vez que se resuelva el acuerdo de Lausana "satisfactoriamente", ambos países podrían abordar nuevas formas de colaboración.
"Hace unos meses, los iraníes no podían ni soñar con la posibilidad de llegar a un acercamiento" con EEUU y "ahora esto puede hacerse realidad".
Zarif habló igualmente a la situación en Oriente Medio, con la actividad terrorista de grupos como el Estado Islámico y Al Qaeda, y la inestabilidad y los conflictos que se extienden por Libia, Siria, Irak o Yemen, donde una coalición militar liderada por Arabia Saudí trata de poner freno a los avances de las milicias rebeldes hutíes.
El ministro iraní negó que su país "tenga ningún papel en este conflicto", como le atribuyen algunos países árabes que le acusan de apoyar a los rebeldes, y rechazó la ofensiva militar lanzada por las autoridades de Riad junto a varios países árabes.
"Los bombardeos no son la respuesta, no hay nada que los justifique. Esta política no contribuye a alcanzar la paz en Yemen", reiteró Zarif, quien propuso un plan de cuatro puntos para pacificar el país.
Según el diplomático, para que Yemen supere esta crisis es necesario detener la operación militar, lo que implica un alto el fuego para todas las partes, garantizar asistencia humanitaria a los miles de damnificados, establecer un "diálogo interyemení" y no fijar ningún requisito previo a las partes en su negociación.
"El nuevo gobierno yemení debe salir de este proceso. Eso es posible para detener el innecesario derramamiento de sangre que se está produciendo en esa nación".
También criticó, sin mencionarlos, a "aquellos países que apoyan o que no son tan estrictos como debieran con organizaciones tan peligrosas como el Estado Islámico o Al Qaeda de diferentes formas", que suponen una amenaza global y no solo regional.
"Algunos de nuestros amigos en la región tienen diferentes posiciones a la hora de detenerlos. Tenemos que poner fin a su financiación exterior, limitar sus posibilidades de reclutar a nuevos adeptos, e incluso prevenir su paso de un país a un otro", añadió.
Irán "nunca ha apoyado al Estado Islámico o Al Qaeda, nunca hemos tenido ninguna intención hegemónica en la región y no tenemos aspiraciones en ese sentido", puntualizó.
EFE
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