El presidente de Brasil pretende convencer a Ahmadineyad de que ceda en su desafío a la comunidad internacional y adopte una política nuclear similar a la de Brasil.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula Da Silva, llegó este sábado en Teherán, en el inicio de una visita crucial a Irán, en la que se entrevistará con su homólogo Mahmud Ahmadineyad, con quien abordará la controvertida carrera nuclear de ese país.
Bajo el escrutinio de Estados Unidos y otras grandes potencias, el mandatario sudamericano llegó al aeropuerto Mehrabad de la capital iraní con la búsqueda de una solución al conflicto nuclear como uno de sus objetivos.
Según fuentes de la delegación brasileña, Lula pretende convencer a Ahmadineyad de que ceda en su desafío a la comunidad internacional y adopte una política nuclear similar a la de Brasil.
Ello se traduciría, agregaron, en más transparencia, mayor libertad para las inspecciones internacionales y una decidida declaración en contra de las armas nucleares.
Delegados brasileños explicaron a Efe que, a corto plazo, el deseo de Lula es evitar la amenaza de sanciones al régimen iraní que promueve Estados Unidos y que podrían ser impuestas en junio.
Tanto la Casa Blanca como el Kremlin han dejado entrever que no confían en demasía en las posibilidades de éxito de Lula, aunque ambos Gobiernos le han dado su apoyo.
Gran parte de la comunidad internacional, con Washington, Londres o Berlín a la cabeza, acusan al régimen iraní de ocultar, bajo su programa atómico civil, otro de naturaleza clandestina y aplicación bélica cuyo objetivo sería la adquisición de un arsenal nuclear, alegación que Teherán rechaza.
El pulso se ha agravado en los últimos seis meses, después de que Irán pusiera trabas a una oferta de intercambio de combustible nuclear para su reactor civil y comenzara a enriquecer uranio al 20 por ciento por su propios medios.
Desde entonces, Estados Unidos, secundado por países como Francia, el Reino Unido o Alemania, intenta consensuar una nueva batería de sanciones.
Irán, por su parte, ha trabajado en el seno del Consejo de Seguridad para tratar de integrar en la resolución de la polémica a los diez miembros no permanentes del citado Consejo.
China, único país con derecho a veto que alberga reticencias, mantiene una posición ambivalente.
Turquía y Brasil, en principio contrarios a la medidas punitivas, se han erigido en mediadores, un papel que ha despertado suspicacias, en particular entre la Administración estadounidense.
Como primera medida, Lula podría proponer a Irán que acepte la oferta de intercambio hecha el pasado 23 de noviembre por Rusia, Estados Unidos y el Reino Unido.
Los tres países sugirieron a Irán enviar al exterior su uranio al 3,5 por ciento y recuperarlo tiempo después enriquecido al 20 por ciento.
Sin embargo, el régimen iraní ha puesto trabas al acuerdo, ya que dice no confiar en la otra parte.
Además, exige como garantía que el intercambio se realice de forma simultánea, en territorio iraní, y bajo supervisión del Organismo Internacional de la energía Atómica (OIEA), condiciones a la que se oponen los países ofertantes.
Fuentes diplomáticas han apuntado que Brasil podría proponer a Irán que el intercambio se produzca en un tercer país de su confianza, opción que, hasta la fecha, el régimen de Teherán también ha rechazado.
En la agenda del viaje, está previsto que, además de departir con Ahmadineyad, Lula sea recibido por el ayatolá Alí Jameneí y participe el lunes en la sesión inaugural de la cumbre del G-15, antes de partir rumbo a Madrid.
EFE
Bajo el escrutinio de Estados Unidos y otras grandes potencias, el mandatario sudamericano llegó al aeropuerto Mehrabad de la capital iraní con la búsqueda de una solución al conflicto nuclear como uno de sus objetivos.
Según fuentes de la delegación brasileña, Lula pretende convencer a Ahmadineyad de que ceda en su desafío a la comunidad internacional y adopte una política nuclear similar a la de Brasil.
Ello se traduciría, agregaron, en más transparencia, mayor libertad para las inspecciones internacionales y una decidida declaración en contra de las armas nucleares.
Delegados brasileños explicaron a Efe que, a corto plazo, el deseo de Lula es evitar la amenaza de sanciones al régimen iraní que promueve Estados Unidos y que podrían ser impuestas en junio.
Tanto la Casa Blanca como el Kremlin han dejado entrever que no confían en demasía en las posibilidades de éxito de Lula, aunque ambos Gobiernos le han dado su apoyo.
Gran parte de la comunidad internacional, con Washington, Londres o Berlín a la cabeza, acusan al régimen iraní de ocultar, bajo su programa atómico civil, otro de naturaleza clandestina y aplicación bélica cuyo objetivo sería la adquisición de un arsenal nuclear, alegación que Teherán rechaza.
El pulso se ha agravado en los últimos seis meses, después de que Irán pusiera trabas a una oferta de intercambio de combustible nuclear para su reactor civil y comenzara a enriquecer uranio al 20 por ciento por su propios medios.
Desde entonces, Estados Unidos, secundado por países como Francia, el Reino Unido o Alemania, intenta consensuar una nueva batería de sanciones.
Irán, por su parte, ha trabajado en el seno del Consejo de Seguridad para tratar de integrar en la resolución de la polémica a los diez miembros no permanentes del citado Consejo.
China, único país con derecho a veto que alberga reticencias, mantiene una posición ambivalente.
Turquía y Brasil, en principio contrarios a la medidas punitivas, se han erigido en mediadores, un papel que ha despertado suspicacias, en particular entre la Administración estadounidense.
Como primera medida, Lula podría proponer a Irán que acepte la oferta de intercambio hecha el pasado 23 de noviembre por Rusia, Estados Unidos y el Reino Unido.
Los tres países sugirieron a Irán enviar al exterior su uranio al 3,5 por ciento y recuperarlo tiempo después enriquecido al 20 por ciento.
Sin embargo, el régimen iraní ha puesto trabas al acuerdo, ya que dice no confiar en la otra parte.
Además, exige como garantía que el intercambio se realice de forma simultánea, en territorio iraní, y bajo supervisión del Organismo Internacional de la energía Atómica (OIEA), condiciones a la que se oponen los países ofertantes.
Fuentes diplomáticas han apuntado que Brasil podría proponer a Irán que el intercambio se produzca en un tercer país de su confianza, opción que, hasta la fecha, el régimen de Teherán también ha rechazado.
En la agenda del viaje, está previsto que, además de departir con Ahmadineyad, Lula sea recibido por el ayatolá Alí Jameneí y participe el lunes en la sesión inaugural de la cumbre del G-15, antes de partir rumbo a Madrid.
EFE
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