El desfile de este año tuvo como eje una campaña contra la homofobia para que se castigue a los responsables de agresiones a los homosexuales.
Miles de personas salieron a la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, para celebrar la XIV Parada del Orgullo Gay y reivindicar en un ambiente festivo los derechos de la comunidad homosexual.
Un aguacero retrasó la salida de la caravana multicolor y le restó un poco de brillo a la fiesta pero no enfrió el ánimo de los participantes, que mostraron toda su vitalidad al son de las más variadas músicas.
Más de una docena de enormes camiones con potentes amplificadores de sonido y adornados con globos en los colores del arco iris abrieron paso al desfile por la Avenida Atlántica, seguidos por miles de personas de la comunidad homosexual y simpatizantes.
Vestidos con los disfraces más diversos y sugestivos, desde los tradicionales ángeles y demonios hasta imitadores de la guardia real británica y dobles de la cantante Carmen Miranda con su tocado de frutas tropicales, todos bailaron alegremente durante el recorrido, en el que no faltaron tampoco las "drag queens".
El desfile de este año tuvo como eje una campaña contra la homofobia para que se castigue a los responsables de agresiones a los homosexuales.
Igualmente, se puso énfasis en programas de prevención de enfermedades de transmisión sexual, para lo cual los organizadores de la parada repartieron miles de preservativos entre los asistentes.
El gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, expresó su apoyo a este colectivo en un breve discurso en el que señaló que "los políticos que ignoran los derechos de los homosexuales son políticos del siglo XIX".
A la alegre caravana se sumó también un grupo de cerca de medio centenar de jóvenes que reivindican su derecho a la homosexualidad sin que se les condene por ello desde el punto de vista religioso.
Con una pancarta que rezaba: "Homosexualidad: la Biblia no la condena", los jóvenes, pertenecientes a la Iglesia Cristiana Contemporánea, expresaron su deseo de ser homosexuales y evangélicos y exigieron que se les trate sin ningún tipo de prejuicio por su opción sexual.
-EFE
Un aguacero retrasó la salida de la caravana multicolor y le restó un poco de brillo a la fiesta pero no enfrió el ánimo de los participantes, que mostraron toda su vitalidad al son de las más variadas músicas.
Más de una docena de enormes camiones con potentes amplificadores de sonido y adornados con globos en los colores del arco iris abrieron paso al desfile por la Avenida Atlántica, seguidos por miles de personas de la comunidad homosexual y simpatizantes.
Vestidos con los disfraces más diversos y sugestivos, desde los tradicionales ángeles y demonios hasta imitadores de la guardia real británica y dobles de la cantante Carmen Miranda con su tocado de frutas tropicales, todos bailaron alegremente durante el recorrido, en el que no faltaron tampoco las "drag queens".
El desfile de este año tuvo como eje una campaña contra la homofobia para que se castigue a los responsables de agresiones a los homosexuales.
Igualmente, se puso énfasis en programas de prevención de enfermedades de transmisión sexual, para lo cual los organizadores de la parada repartieron miles de preservativos entre los asistentes.
El gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, expresó su apoyo a este colectivo en un breve discurso en el que señaló que "los políticos que ignoran los derechos de los homosexuales son políticos del siglo XIX".
A la alegre caravana se sumó también un grupo de cerca de medio centenar de jóvenes que reivindican su derecho a la homosexualidad sin que se les condene por ello desde el punto de vista religioso.
Con una pancarta que rezaba: "Homosexualidad: la Biblia no la condena", los jóvenes, pertenecientes a la Iglesia Cristiana Contemporánea, expresaron su deseo de ser homosexuales y evangélicos y exigieron que se les trate sin ningún tipo de prejuicio por su opción sexual.
-EFE
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