La llegada de la pandemia desvió hacia la lucha contra la COVID-19 muchos recursos contra la tuberculosis.
La pandemia frenó la lucha contra otras amenazas a la salud global como la tuberculosis, la segunda enfermedad infecciosa que más muertes causa tras la COVID-19, y que se cobró la vida de 1,5 millones de personas en 2020, el primer aumento en más de diez años, alertó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Con motivo del Día Mundial de la Tuberculosis, que se conmemora mañana, jueves, la OMS llamó a recuperar las inversiones y los servicios de atención contra una enfermedad que pasa especial factura a la infancia, con 226 000 niños y preadolescentes fallecidos por ella en el primer año de pandemia.
En 2020, último año del que la OMS tiene datos completos, los casos de tuberculosis bajaron un 1 % con respecto a 2019 (de 10 a 9,9 millones), pero las muertes subieron un 7,1 %, de 1,4 a los 1,5 millones mencionados.
La llegada de la pandemia desvió hacia la lucha contra la COVID-19 muchos recursos contra la tuberculosis, y así las inversiones en diagnósticos y tratamientos bajaron un 8,6 % en 2020 hasta los 5 300 millones de dólares, menos de la mitad del objetivo fijado para 2022 (13 000 millones de dólares).
La OMS considera especialmente olvidada la atención a niños y preadolescentes, estimando que un 63 % de los menores de 15 años con la enfermedad no han tenido acceso a diagnósticos y tratamientos, una cifra que se eleva al 72 en el caso de menores de cinco años.
Urge inversión
La OMS pide ante ello inversiones urgentes para desarrollar los servicios más avanzados con el fin de prevenir, detectar y tratar una enfermedad que, pese a ser relativamente fácil de diagnosticar y curar, todavía causa la muerte de más de 4 000 personas cada día.
La jornada mundial contra esta enfermedad conmemora que el 24 de marzo de 1882 el doctor Robert Koch anunció el descubrimiento de la bacteria causante de la tuberculosis, el llamado desde entonces ‘Bacilo de Koch’, presente en aproximadamente una de cada cuatro personas en el mundo, aunque no todas enferman ni la transmiten.
La incidencia de la enfermedad es especialmente alta en África, aunque también en países como China, India o Indonesia, y la OMS y otros actores sanitarios globales se han fijado el objetivo de erradicarla antes de finales de esta década.
La OMS pide especial atención para luchar contra ella en países en conflicto, incluida Ucrania, que ya antes de la guerra era una de las naciones europeas con más incidencia de la tuberculosis resistente, una de sus variantes de mayor riesgo. (EFE)
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