"Le ponía vino en el agua bendita y se la hacía beber. El niño bebía y se desmayaba. Entonces, le clavaba las agujas. A veces le clavé hasta 10 agujas", contó el sujeto.
El padrastro del pequeño de dos años al que le fueron clavadas decenas de agujas por todo el cuerpo en un ritual de magia negra declaró a la televisión que su intención era "matar al niño", que este lunes continuaba estable en un hospital del nordeste de Brasil.
"Las agujas andarían por su cuerpo hasta matarlo", declaró fríamente Roberto Carlos Magalhaes, a la televisora O Globo que lo entrevistó el domingo en la prisión en la que se encuentra detenido.
Pretendía matar al niño para vengarse de la madre, con quien discutía todo el tiempo, añadió el padrastro, un ayudante de albañil.
"Fue una idea loca, le ponía vino en el agua bendita y se la hacía beber. El niño bebía y se desmayaba.
Entonces, le clavaba las agujas. A veces le clavé hasta diez agujas", explicó el padrastro.
El macabro ritual, dijo, fue sugerido por su amante y una mujer identificada como Bia, que se autodenominaba "madre de santo", como son llamadas las sacerdotisas de los cultos afrobrasileños.
Fue ésta quien, según él, preparaba las pociones que adormecían al niño.
Las dos mujeres fueron detenidas, pero han negado su participación en el ritual.
El lunes el niño permanecía estable en la unidad de cuidados intensivos de la ciudad de Salvador (nordeste de Brasil) donde el viernes fue operado de emergencia para retirarle agujas próximas al corazón y los pulmones, que ponían en peligro esos órganos vitales.
El informe médico divulgado este lunes dijo que el menor ya conseguía alimentarse por vía oral.
El pequeño debería ser sometido a otras dos operaciones para retirarle otras agujas cercanas a órganos vitales, aunque las fechas no han sido definidas.
Algunas de las agujas, de las treinta contabilizadas por los médicos, seguramente no podrán ser retiradas, ya que el daño de la operación sería mayor.
La policía brasileña investigaba este lunes otro caso de un niño al que también le fueron encontradas agujas en el cuerpo, en el estado de Maranhao (nordeste), según el sitio G1 de Globo.
AFP
"Las agujas andarían por su cuerpo hasta matarlo", declaró fríamente Roberto Carlos Magalhaes, a la televisora O Globo que lo entrevistó el domingo en la prisión en la que se encuentra detenido.
Pretendía matar al niño para vengarse de la madre, con quien discutía todo el tiempo, añadió el padrastro, un ayudante de albañil.
"Fue una idea loca, le ponía vino en el agua bendita y se la hacía beber. El niño bebía y se desmayaba.
Entonces, le clavaba las agujas. A veces le clavé hasta diez agujas", explicó el padrastro.
El macabro ritual, dijo, fue sugerido por su amante y una mujer identificada como Bia, que se autodenominaba "madre de santo", como son llamadas las sacerdotisas de los cultos afrobrasileños.
Fue ésta quien, según él, preparaba las pociones que adormecían al niño.
Las dos mujeres fueron detenidas, pero han negado su participación en el ritual.
El lunes el niño permanecía estable en la unidad de cuidados intensivos de la ciudad de Salvador (nordeste de Brasil) donde el viernes fue operado de emergencia para retirarle agujas próximas al corazón y los pulmones, que ponían en peligro esos órganos vitales.
El informe médico divulgado este lunes dijo que el menor ya conseguía alimentarse por vía oral.
El pequeño debería ser sometido a otras dos operaciones para retirarle otras agujas cercanas a órganos vitales, aunque las fechas no han sido definidas.
Algunas de las agujas, de las treinta contabilizadas por los médicos, seguramente no podrán ser retiradas, ya que el daño de la operación sería mayor.
La policía brasileña investigaba este lunes otro caso de un niño al que también le fueron encontradas agujas en el cuerpo, en el estado de Maranhao (nordeste), según el sitio G1 de Globo.
AFP
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