Jimmy Roncancio, de 42 años, estaba abordo del Boeing 737-700 de la aerolínea Aires que se accidentó en la isla colombiana de San Andrés.
Jimmy Roncancio, su hija Laura Sofía y su esposa, María Fernanda Cuervo, tres de los supervivientes del avión que en la madrugada del lunes se accidentó en la isla colombiana de San Andrés, no dudan en calificar como un "milagro" su terrible experiencia, que aún los conmociona.
Sin salir del estado de shock horas después de partirse el avión en que viajaban, al parecer cuando fue alcanzado por un rayo, Roncancio y su familia repasan en silencio las escenas previas del "milagro" en sus vidas, mientras desfilan ante ellos decenas de personas curiosas en un hotel de San Andrés.
"Esto no tiene otro nombre: es un milagro", dijo a Efe el hombre de 42 años, quien tras el impacto se rompió la cabeza con la mesa de comidas de la silla del frente. Sus brazos tienen varios raspones y su cara evidencia un cansancio terrible.
Él estaba abordo del Boeing 737-700 de la aerolínea Aires que hacía la ruta Bogotá-San Andrés con 121 personas en su interior.
Su esposa, María Fernanda, de 30 años, todavía tiene el vaquero azul y las botas altas con las que salió de Bogotá la noche del domingo, inusuales para el calor permanente que envuelve a esta isla del Caribe.
Aún no tienen habitación y sus maletas están en el aeropuerto.
"Se sintió como cuando las llantas tocan el piso, después solo sé que dimos vueltas", dijo Roncancio al evocar los primeros minutos de su odisea.
Para Jimmy y su hija Laura, era la primera vez que viajaban a la isla. Ellos y María Fernanda son colombianos y sus sillas estaban en la fila 5, letras D, E y F. La niña iba en la ventana.
"Después del golpe se fueron las luces, dimos muchos giros, se desprendieron varias sillas, el avión se partió", relató Jimmy.
"La reacción de los bomberos fue increíble. Uno no se espera que en San Andrés actúen tan rápido", comentó María Fernanda, quien contó que incluso en el momento en el que se bajaban del avión por la parte que se destrozó ante ellos ya había cuerpos de rescate y bomberos controlando el inminente incendio.
Laura Sofía habla poco y se limita a mirar a sus padres. Todo ha sido muy rápido para ella. Tiene 12 años, no sufrió heridas graves.
Detrás de ellos está la otra cara de la moneda: pasajeros que debían regresar hoy a sus ciudades de origen y no podrán a causa del cierre del aeropuerto Gustavo Rojas Pinilla de San Andrés.
"A ellos se les está otorgando esta noche sin cobro", dijo William Martínez, encargado de la cadena de hoteles Arena Blanca y El Dorado. El vocero sostuvo que ante el accidente así han obrado varias cadenas hoteleras en solidaridad con los turistas.
La familia Roncacio había planeado quedarse hasta el viernes en la isla. Ir a la playa, broncearse y tomarse fotos frente al mar.
Ahora, su itinerario es más incierto. Acaban de almorzar, están a dos cuadras de la arena blanca de la playa, pero deben ir hasta el aeropuerto a buscar sus maletas.
EFE
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