Oficialmente, los responsables de la Policía de Nueva York calificaron los hechos como un "accidente".
Un policía de Nueva York fue acusado formalmente hoy de homicidio culposo y de otros cargos por causar la muerte de un joven negro el pasado mes de noviembre en un confuso incidente que se registró en medio de fuertes tensiones raciales en Estados Unidos.
El agente Peter Liang, de origen asiático, un novato en la Policía de Nueva York, compareció hoy ante un tribunal del distrito de Brooklyn, de civil, con traje oscuro y cara seria, para que le leyeran los cargos por la muerte de Akai Gurley, de 28 años.
Oficialmente, los responsables de la Policía de Nueva York calificaron los hechos como un "accidente" porque, al parecer, al agente se le disparó el arma involuntariamente cuando patrullaba las escaleras internas de un edificio de Brooklyn el pasado 20 de noviembre.
Pero el caso fue llevado ante un gran jurado de acusación y, después de varios días de deliberaciones, dio luz verde al procesamiento formal del agente por distintos cargos, incluido el de homicidio culposo, que hoy rechazó el policía ante el tribunal.
"No creemos que el oficial Liang tenía intención de matar a Akai Gurley, pero tenía el dedo en el gatillo y disparó el arma", afirmó el fiscal del distrito de Brooklyn, Kenneth Thompson, al explicar ante los periodistas la acusación formal anunciada hoy.
La muerte de Gurley se produjo al calor de las protestas que surgieron en Estados Unidos por la muerte de dos ciudadanos negros, Eric Garner y Michael Brown, el primero en Nueva York, el 17 de julio, y el segundo en Ferguson (Misuri) el 9 de agosto.
En estos dos últimos casos estuvieron involucrados policías blancos que, según denuncias de grupos civiles, actuaron con brutalidad o con un exceso de fuerza, pero ninguno de los dos agentes fue procesado penalmente.
El caso de Gurley fue manejado con mucho cuidado por parte de las autoridades de Nueva York para evitar mayores tensiones, aunque organizaciones civiles se ampararon en él para insistir en su sentimiento de que la Justicia no es igual para todos.
"Este caso no tiene nada que ver con Ferguson ni con Eric Garner. tiene que ver con un hombre que murió", afirmó Thompson.
El fiscal se reservó algunos de los indicios ligados a esta causa, después de meses de investigaciones. Faltan detalles sobre qué pasó inmediatamente después de que saliera el disparo del arma de Liang.
El agente estaba acompañado de otro policía y ambos discutieron durante 4 minutos antes de que se reportara el incidente siguiendo los protocolos, recordó el fiscal.
Thompson dijo que había prometido "justicia" para Gurley y también para el policía, uno de los agentes que "arriesgan su vida" a diario para defender a Nueva York de hechos delictivos.
El agente fue acusado de homicidio culposo en segundo grado, de homicidio negligente, de ataque en segundo grado y otras tres acusaciones menores, que tienen una pena máxima de quince años de prisión.
"Los cargos son meras acusaciones y (el agente) es inocente hasta que se pruebe lo contrario", afirmó el fiscal.
Thompson recordó que, según la investigación, el día de los hechos Liang llevaba la linterna en la mano derecha y la pistola en la otra y, al apoyarse con el hombro en una puerta para abrirla, el disparo que salió de su arma llegó hasta el corazón de Gurley después de rebotar en la pared.
Todo ello se produjo de noche, en un lugar oscuro, pero, insistió el fiscal, lo cierto es que el policía "tenía el dedo en el gatillo" en un sitio que "no presentaba amenazas".
El fiscal dijo que no existían evidencias, como anotaron algunos medios de comunicación, de que el policía estaba enviando mensajes de texto a su sindicato en lugar de alertar sobre los hechos a los servicios de emergencia.
Pero sí dijo que existió un "retraso" en avisar sobre estos hechos, de acuerdo con las evidencias que serán llevadas al juicio.
El agente, que se incorporó a la Policía de Nueva York año y medio antes del incidente, conoció los cargos levantados en su contra y quedó en libertad sin fianza, según confirmó la Fiscalía, a la espera de comparecer ante el juez.
EFE
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