Así lo reveló un sondeo interno que se realizó dentro del Banco Mundial, donde el 25% de mujeres aseguraron haber sufrido acoso sexual en su puesto de trabajo.
El Banco Mundial realizó un sondeo interno sobre acoso sexual en el puesto de trabajo. Los resultados de esta encuesta, a la que tuvo acceso el diario El País, revelaron que el 25% de las mujeres y el 4% de hombres, que trabajan en este organismo prestamista, fueron víctimas de acoso sexual.
Según la encuesta en la que participaron más de 5 mil empleados, solo un 12% presentó una queja o denuncia sobre episodios de acoso y la mayoría de mujeres que se quejaron se manifestaron insatisfechas con el tratamiento de sus casos.
El sondeo también revela que la mayoría de casos de abuso se registraron en el Banco Mundial con sede central en Washington, donde trabajan los dos tercios de los empleados. La encuesta define acoso como casos de “avance no bienvenido, solicitudes de favores sexuales” o cualquier otra acción sexual que interfiere con el empleo o crea un ambiente intimidatorio.
Empleadas no denuncian por temor
El diario El País explica que los resultados, que se difundieron internamente en mayo, revelan el temor de los trabajadores para denunciar abusos. De los que no se quejaron públicamente, un 32% temía sufrir consecuencias si lo hacía, un 27% cree que no hubiera cambiado nada y un 23% no confía en el sistema.
Entre los que sí denunciaron, un 50% se declaró insatisfecho con el resultado frente a un 38% satisfecho. Otro dato relevante: un 18% de los que se quejaron públicamente sufrieron represalias.
Ante este lamentable panorama, el Banco Mundial anunció medidas para enfrentar estos casos de abuso, como la contratación de una consultora que analice el sistema de investigación ante denuncias de índole sexual y obligar a todos los empleados a seguir un curso sobre prevención de acoso y acelerar los procesos de investigación.
Casos de acoso en el Banco Mundial
Según precisa el diario El País hay casos conocidos de acoso sexual en el Banco Mundial con respuestas benévolas.
En diciembre de 2016, el Tribunal Administrativo de la organización dictaminó que no debería haberse despedido a un empleado que en el 2014 en la sede central de Washington, colocó su teléfono móvil debajo de la falda de una trabajadora para “tomar inapropiadas fotografías o vídeos de ella sin su consentimiento”.
El Tribunal consideró que, pese a haber “cometido una mala conducta”, era “significativamente desproporcionada” la decisión de haber terminado el contrato del empleado.
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