La ciudad se mantiene en alerta máxima, principalmente por la cantidad de agua encharcada en algunas zonas densamente pobladas y amenaza con derrumbar viviendas.
El número de víctimas de las lluvias que azotaron al estado de Rio de Janeiro aumentó este miércoles a 133 fallecidos conforme avanzan las tareas de rescate, y las lluvias volvieron a la ciudad capital del distrito, en "alerta máxima" por el peligro de deslaves.
El estado de Rio y su "ciudad maravillosa", que hace un culto de la alegría de sus habitantes, escenario del carnaval más grande del mundo y dueña de paisajes de tarjeta postal, estaban este miércoles de luto por una tragedia que además dejó a miles de personas, la mayoría pobres, sin hogar.
La defensa civil del estado informó a la AFP que hay 133 muertos confirmados por las lluvias.
Pero las cifras previsiblemente irán en aumento ya que las tareas de rescate están en curso y lejos de terminarse.
Hasta la mañana del miércoles, el número de desalojados superaba los 1.400, mientras que 400 personas habían perdido sus casas y decenas se encontraban heridas, según la alcaldía citada por la prensa local.
La mayoría de los fallecimientos se concentran en la capital del estado, Rio de Janeiro, y en la ciudad satélite de Niteroi.
El grueso de los decesos fue verificado tras aludes de lodo en las favelas, barrios pobres establecidos en las laderas de las colinas, en donde familias enteras quedaron enterradas.
Solo en Morro dos Prazeres (Cerro de los Placeres, en castellano), cerca del centro de la capital, murieron 15 personas sepultadas por un deslave.
El gobernador del estado de Rio de Janeiro, Sergio Cabral, y el alcalde de la capital, Eduardo Paes, pidieron este miércoles al gobierno federal una ayuda de emergencia de 208 millones de dólares para afrontar los daños causados por el temporal y anunciaron medidas paliativas para el futuro.
Parte del dinero se utilizaría de urgencia para fijar las laderas de favelas en riesgo de derrumbe, y otra parte para obras de vialidad en zonas muy afectadas y claves para la circulación en la ciudad de Rio, anunciaron.
Paes indicó que hasta 2.000 familias que viven en favelas podrían ser trasladadas para otras zonas, para evitar que continúen en riesgo en caso de anomalías climáticas.
AFP
El estado de Rio y su "ciudad maravillosa", que hace un culto de la alegría de sus habitantes, escenario del carnaval más grande del mundo y dueña de paisajes de tarjeta postal, estaban este miércoles de luto por una tragedia que además dejó a miles de personas, la mayoría pobres, sin hogar.
La defensa civil del estado informó a la AFP que hay 133 muertos confirmados por las lluvias.
Pero las cifras previsiblemente irán en aumento ya que las tareas de rescate están en curso y lejos de terminarse.
Hasta la mañana del miércoles, el número de desalojados superaba los 1.400, mientras que 400 personas habían perdido sus casas y decenas se encontraban heridas, según la alcaldía citada por la prensa local.
La mayoría de los fallecimientos se concentran en la capital del estado, Rio de Janeiro, y en la ciudad satélite de Niteroi.
El grueso de los decesos fue verificado tras aludes de lodo en las favelas, barrios pobres establecidos en las laderas de las colinas, en donde familias enteras quedaron enterradas.
Solo en Morro dos Prazeres (Cerro de los Placeres, en castellano), cerca del centro de la capital, murieron 15 personas sepultadas por un deslave.
El gobernador del estado de Rio de Janeiro, Sergio Cabral, y el alcalde de la capital, Eduardo Paes, pidieron este miércoles al gobierno federal una ayuda de emergencia de 208 millones de dólares para afrontar los daños causados por el temporal y anunciaron medidas paliativas para el futuro.
Parte del dinero se utilizaría de urgencia para fijar las laderas de favelas en riesgo de derrumbe, y otra parte para obras de vialidad en zonas muy afectadas y claves para la circulación en la ciudad de Rio, anunciaron.
Paes indicó que hasta 2.000 familias que viven en favelas podrían ser trasladadas para otras zonas, para evitar que continúen en riesgo en caso de anomalías climáticas.
AFP
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