En su campaña, Rodrigo Duterte ofreció fortalecer la ley, así como acabar con la inseguridad y la corrupción en Filipinas.
El candidato Rodrigo Duterte es el ganador virtual de las elecciones presidenciales de Filipinas, con un 38,6 por ciento de los votos, según las cifras parciales y provisionales publicadas por la Comisión Electoral del país del sudeste asiático.
El apodado “el castigador” o "Harry el sucio" por su intolerancia con el crimen nació en la provincia de Leyte en 1945. Y estudió Derecho y Ciencias Políticas a pesar de que fue expulsado de dos colegios por mala conducta.
Mano dura contra el crimen
Duterte ha sido alcalde de Dávao durante más de 22 años y se le atribuye haber reducido notablemente el crimen. En su gestión, aplicó una política de mano dura con ese flagelo, medida que ha propuesto también como candidato presidencial.
Las crónicas periodísticas de la época reflejan un político que patrullaba las calles con los agentes del orden en busca de criminales.
Duterte asegura que convirtió Dávao, que era considerada como una de las ciudades más peligrosas de Filipinas, en una de las más seguras del archipiélago.
Sin embargo, algunas investigaciones señalan que Dávao continúa en los primeros puestos del ranking de inseguridad. Asimismo, organizaciones de derechos humanos denuncian que la reducción de las cifras de criminalidad fue producto de la irrupción de "escuadrones de la muerte" que habrían matado a miles de supuestos delincuentes en la década de 1990.
En la campaña electoral prometió que si fuera elegido reducirá el crimen a nivel nacional con la misma estrategia y en un tiempo récord: entre tres y seis meses.
Polémica por postura hacia traficantes de drogas
De acuerdo con la BBC, Rodrigo Duterte también ha desatado la polémica por su postura hacia los traficantes de drogas. "Si llego al palacio presidencial, haré lo mismo que hice como alcalde. Ustedes los vendedores de drogas, los ladrones y los vagos, mejor váyanse. Porque... los voy a matar", dijo.
El político de 71 años ha sido objeto de duras críticas por miles de ciudadanos y de la opinión pública internacional cuando en un acto de campaña bromeó sobre la violación y el asesinato de la misionera australiana Jaqueline Hamil en 1989.
"Violaron a todas las mujeres. Entre ellas estaba esta misionera australiana... Y cuando vi su rostro, pensé: 'Mierda. Qué lástima'. La violaron, puestos en fila. Fue terrible que la violaran. Era tan hermosa... ¡El alcalde debió ser el primero!", manifestó.
A pesar de estas declaraciones, su promesa de fortalecer la ley y el orden en Filipinas han calado en el electorado filipino. "Voy a detener la criminalidad, parar la corrupción y arreglar el Gobierno", prometió en uno de sus mítines Duterte.
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