Jay Austyin y Lauren Anne Geoghegan lo dejaron todo en Estados Unidos, incluido sus empleos, para emprender una aventura por el mundo. Disfrutaron de bellos paisajes y conocieron diversas culturas hasta que se cruzó por su camino un grupo de terroristas.
“Hay magia allá afuera, en este mundo grandioso, enorme y bello”, escribió a mediados de julio, Jay Austin un estadounidense de 29 años, decidido a renunciar a su empleo con su novia Lauren Geoghegan de la misma edad, porque según ellos “estaban hartos de las teleconferencias, de llenar planillas y cambiar contraseñas”. Querían cumplir su sueño de viajar por el mundo y punto.
Se habían conocido en Washington, en el 2012, después de que Austin obtuvo el grado de maestría de la Universidad de Georgetown. Él llevaba un estilo de vida minimalista, su casa de madera era diminuta (trece metros cuadrados), por ello no tenía que pagar una hipoteca.
Por su lado, Lauren Anne Geoghegan una joven originaria del sur de California que, al igual que él, se había graduado en Georgetown y en ese momento trabajaba en la oficina de admisiones de la universidad. Ella también era una viajera empedernida, había pasado un verano en la ciudad de Beirut (Líbano) para aprender árabe y un semestre estuvo en Madrid para mejorar su fluidez en el español.
Así es como esta pareja de enamorados emprendieron una aventura frenética por diversos países del mundo, pero de una manera muy singular: en bicicleta. Su primer destino fue la parte meridional de África, después Egipto, luego Francia. Durante su travesía pasaron por algunas adversidades como gruñidos de perros, granizos y enfermedades, pero fácilmente superables.
El día 319 del viaje estuvieron por Kazajistán, un país del Asia Central donde un ciudadano del pueblo de Kazajo detuvo su camión, los saludó y entregó unos helados. En el día 342 una familia con instrumentos musicales los invitaron a un concierto al aire libre y en el día 359 cuando ya habían llegado Tayikistán, otro país del mismo continente se encontraron con dos chicas entre unas montañas quienes les regalaron un ramo de flores.
Todo parecía irles de maravilla hasta que llegó el 29 de julio. Ese día un auto Daewoo lleno de hombres divisó a la pareja montada en sus bicicletas junto con otros dos turistas de Suiza y Holanda. Se dio la vuelta en U, luego les cerró el paso, retroceden y embistieron las siluetas caídas. Los arrollaron sin piedad. Asesinaron a las cuatro personas.
Dos días después, el Estado Islámico (ISIS) un grupo terrorista conocido por sus sanguinarias prácticas divulgó un video en el que aparecen cinco hombres que se adjudicaron el asesinato. Están sentados ante la bandera del Estado Islámico. Frente a la cámara hacen una promesa: la de asesinar a los “incrédulos”. Según el diario estadounidense The New York Times “se cree que habían grabado un video (Jay y Lauren) en el que juraban lealtad al Estado Islámico”.
“Hay un sentimiento de querer devolver algo a cambio, no solo a esta persona que ha acogido a un extraño en su hogar, sino a todo el mundo”, escribió Austin en una oportunidad en su blog simplycycling que compartía con su pareja. “Te vuelves alguien que quiere acoger a otras personas en su casa. Te conviertes en un comerciante de la economía de los regalos”, dijo.
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