El presidente de EE.UU. y la canciller alemana reconocieron sus desacuerdos en un frío primer encuentro entre dos líderes con ideas casi opuestas sobre el mundo.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la canciller alemana, Angela Merkel, protagonizaron este viernes una gélida reunión en la Casa Blanca, dejando al descubierto sus diferencias en temas centrales, como migración y comercio internacional.
El helado ambiente entre los dos dirigentes quedó brutalmente en evidencia cuando los dos posaban para fotógrafos y camarógrafos en el Salón Oval y Trump evitó el protocolar estrechón de manos.
¿Desaire? Ante el insistente grito de los fotógrafos por el gesto, Merkel preguntó a Trump si quería que los dos se dieran la mano, pero el presidente estadounidense ni siquiera respondió.
Trump, conocido por sus efusivos apretones, sí le dio la mano a Merkel a su llegada a la Casa Blanca, y se aseguró de elogiar a la canciller por "su liderazgo a la hora de apoyar a la OTAN, sus esfuerzos en Afganistán" y sus contribuciones a la lucha contra el yihadista Estado Islámico (EI).
El humor de Trump. Ambos líderes ofrecieron una conferencia de prensa conjunta en la que el grueso de las preguntas se dirigió a Trump, ya sea por su polémica propuesta de reforma del sistema de salud o su aún más polémica denuncia contra Barack Obama por supuesto espionaje.
Al ser consultado sobre su denuncia de haber sido espiado por Obama durante la campaña electoral, Trump bromeó que él y Merkel tenían "una cosa en común", ya que las comunicaciones de la dirigente alemana fueron interceptadas por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Merkel no se rió de la broma.
Discrepancia esperada. Trump también demostró no tener mucho en común con Merkel, al defender frente a ella su política dura contra la entrada a Estados Unidos de refugiados e inmigrantes de ciertos países, algo que la canciller ha criticado. "La inmigración es un privilegio, no un derecho, y la seguridad de nuestros ciudadanos debe ser siempre lo primero, sin cuestionamientos", subrayó Trump durante la conferencia de prensa.
Merkel no dudó en disentir, al afirmar que hay que "proteger las fronteras", pero sin dejar de "tener en cuenta a los refugiados, darles oportunidades de moldear sus propias vidas donde están y ayudar a los países que ahora no están en condiciones de hacerlo". "Creo que esa es la forma correcta de hacerlo, y este es obviamente un tema sobre el que hemos intercambiado posturas", dijo.
Aislacionismo. Ante una pregunta formulada a Merkel en la rueda de prensa, sobre los efectos de las políticas "aislacionistas" de la Casa Blanca, Trump intervino para negar esa visión y decir que es favorable a un comercio "justo". "No creo en políticas aislacionistas. Creo que una política comercial debe ser justa. Y Estados Unidos ha sido tratado de forma muy, muy injusta por varios países y eso debe terminarse. Pero no soy un aislacionista", dijo.
Por su parte, Merkel dijo que en su visión un intercambio comercial "es justo cuando las dos partes ganan. Y ese es el espíritu que debe guiar las negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea". Para Merkel, "la globalización debe ser definida con una mente abierta". La jefa del gobierno alemán dijo que el "éxito de Alemania" está directamente relacionado con su pertenencia a la Unión Europea. (EFE/AFP)
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