Jonathan Greenberg asegura que en 1984 el hoy presidente de Estados Unidos fingió ser otra persona en una llamada telefónica y dijo tener una fortuna mayor de la que poseía.
En mayo de 1984, un funcionario de la Organización Trump llamó al periodista de la revista Forbes Jonathan Greenberg para decirle cuán rico era el hoy presidente de Estados Unidos. Greenberg se encontraba trabajando en la lista de las 400 personas más ricas del país, cuando el representante autoidentificado como John Barron le insistió por teléfono en que Donald Trump, de 37 años entonces, era más rico de lo que Forbes había calculado.
John Barron era en realidad el propio Trump, asegura ahora el periodista. “Me sorprendió que no entendiera el engaño: aunque Trump modificó algunas cadencias y afectó un poco más el acento de Nueva York, era claramente él”, dice Greenberg en un artículo publicado en The Washington Post con las grabaciones de sus conversaciones telefónicas.
En la llamada, Trump no solo se presentó como otra persona, sino que también dio información falsa. Es más, Greenberg acusa al presidente de la primera economía mundial de construir a lo largo de su carrera la percepción de ser una persona más rica de lo que era, lo que le concedió fama e influencia injustificadas.
“Llevó décadas desenmascarar la farsa elaborada por Trump para proyectar su imagen como una de las personas más ricas de América. Casi cada aseveración que apoyaba esa afirmación era falsa (…). Trump no solo era más pobre de lo que él decía. Con el tiempo, he descubierto que nunca debería haber estado en primer lugar en la lista de Forbes 400”, continúa el periodista.
La revista elaboró en 1982 su primer ránking de las 400 personas más ricas de Estados Unidos, en la que incluyó a Trump con una fortuna valorada en 100 millones de dólares. Ahora Greenberg sostiene que en realidad la riqueza de Trump era de 5 millones.
En 1983, Forbes valoró su fortuna en 200 millones de dólares, una quinta parte de lo que Trump aseguraba poseer. Por esa razón, el empresario decidió hacerse pasar por otra persona para conseguir que al año siguiente la revista doble la cantidad y valore su riqueza en 400 millones dólares.
Uno de los argumentos que usó en 1984 el falso John Barron es que Trump había tomado posesión del negocio de su padre, Fred Trump, y controlaba el 90% del negocio inmobiliario de la familia. Afirmaciones que resultaron ser falsas, pues Trump padre mantuvo el control de su imperio hasta su muerte en 1999.
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