Ceará vive en los últimos días una crisis de orden público después de que parte de los policías militarizados del estado se amotinaron, lo que llevó a que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, autorizara el uso de las Fuerzas Armadas para garantizar la seguridad en la región.
El estado de Ceará, en el nordeste de Brasil, registró un total de 122 homicidios durante los cuatro días desde el inicio de una huelga de policías militarizados de la región, informaron este domingo fuentes oficiales.
Según la Secretaría de Seguridad Pública y Defensa Social de Ceará, tan solo este sábado fueron contabilizados 34 asesinatos, mientras que asciende a 122 la cifra de homicidios registrados entre el miércoles, el primer día de paralización, y hoy.
El pasado martes hubo 5 asesinatos, en tanto que el miércoles, el primer día de huelga, el número subió para 29.
Asimismo, en lo que va de febrero, 286 personas fueron asesinadas en Ceará, frente a las 164 que fueron muertas en el mismo mes del año pasado.
La Secretaría de Seguridad Pública informó además que el promedio diario de asesinatos en los cuatro días de paralización de los policías se situó en 30,5, frente al promedio de 8,4 registrado el pasado enero.
Los militares a las calles
Ceará vive en los últimos días una crisis de orden público después de que parte de los policías militarizados del estado se amotinaron, lo que llevó a que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, autorizara el uso de las Fuerzas Armadas para garantizar la seguridad en la región.
Alrededor de 2.500 militares reforzarán, a partir de este domingo, la seguridad en las calles de todo el estado.
Las revueltas de los agentes comenzaron la tarde del martes, cuando personas encapuchadas y enmascaradas -supuestamente policías-, entraron en varios cuarteles de diferentes ciudades del estado y pincharon las ruedas de los vehículos oficiales.
Un día después, el senador laborista Cid Gomes, hermano del excandidato presidencial Ciro Gomes, fue alcanzado por dos disparos en el pecho cuando intentaba entrar en un cuartel de policías amotinados con una retroexcavadora en la ciudad de Sobral, a unos 230 kilómetros de la capital regional, Fortaleza.
EFE
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