La decisión supone el fin de un trámite que comenzó en diciembre pasado en el Parlamento.
El Senado brasileño destituyó este miércoles a la mandataria Dilma Rousseff por 61 votos a favor y 20 en contra, en una decisión que también confirma como presidente de Brasil a Michel Temer, quien seguirá en el poder hasta el 1 de enero de 2019. La decisión supone el fin de un trámite que comenzó en diciembre pasado en el Parlamento y fue supervisado en cada uno de sus pasos por la Corte Suprema, como garante constitucional de un juicio que Rousseff, condenada por graves irregularidades fiscales, califica de "golpe".
Culpable. Rousseff ha sido hallada culpable de alterar los presupuestos mediante tres decretos no autorizados por el Parlamento y de contratar créditos a favor del Gobierno con la banca pública, lo cual ha negado durante todo el proceso, que califica de "golpe".
En contra. De "ruptura constitucional" y "golpe" hablaron hoy los senadores que hicieron la última defensa de la mandataria, que llegaron a tildar de "canallas" a aquellos senadores que apoyaban la destitución. "Esto es una farsa, farsa, farsa. Es un proceso basado sólo en pretextos que será juzgado por la historia", afirmó el senador del Partido de los Trabajadores (PT), Lindbergh Farías.
A favor. Replicó el senador Ronaldo Caiado, del derechista partido Demócratas (DEM), quien afirmó que "canallas son los que se enriquecieron ilícitamente, canallas son aquellos que quebraron Petrobras, canallas son aquellos que dejan a Brasil en una situación crítica".
Mantiene derechos políticos. El Senado de Brasil decidió mantener los derechos políticos a Dilma Rousseff, minutos después de haberla destituido de la jefatura del Estado en el marco de un juicio político. En la votación, 42 senadores se inclinaron por inhabilitar a Rousseff, 36 votaron a favor de mantenerle los derechos y 3 abstenciones, por lo que no se alcanzó los dos tercios (54 votos) de la Cámara Alta necesarios para aprobar este tipo de mociones.
Previamente...
Dilma Rousseff dio este lunes un discurso frente al Senado de Brasil en un último intento por evitar destitución definitiva del cargo de presidenta. En mayo pasado fue suspendida tras el inicio del juicio político, siendo reemplazada interinamente por su vicepresidente Michael Temer. La intervención de la mandataria duró casi 14 horas, en las cuales respondió las preguntas de los 48 senadores que se inscribieron para hablar. Sin embargo, medios brasileños aseguran que su destino está decidido y que este miércoles será cesada de sus funciones de manera oficial.
Destitución. Este martes comenzó el debate final y 81 senadores tienen derecho a hablar por 10 minutos cada uno. De respetarse los tiempos, se espera que todo termine en la madrugada de este miércoles. Una vez terminadas las deliberaciones, tendrá lugar la votación final. Para que se apruebe la destitución, será necesaria una mayoría calificada de dos tercios (54 votos) entre los 81 senadores, una cifra que se presume accesible para los favorables a la salida de la mandataria.
Se mostró pesimista. "Cesar definitivamente mi mandato es como someterme a una pena de muerte política. (...) El Senado está a un paso de concretar un verdadero golpe de Estado", dijo Dilma Rousseff al Senado y comentó que siente "el gusto amargo y áspero de la injusticia". Además, dijo que no debían esperar de ella lo que calificó de "obsequioso silencio frente a los cobardes que pretenden atentar con el Estado de Derecho".
Brasil sin carnaval. La tensión y polarización en la que vive Brasil se agrava. El lunes, un grupo de manifestantes que simpatizan con Dilma Rousseff han sido repelidos con gas lacrimógeno por la policía. Esto ocurrió en las principales calles de Sao Paulo mientras la mandataria comparecía ante el Senado de su país que ve el juicio político en su contra por presuntos actos de corrupción.
Pese a todo reiteró su inocencia. En un duro, denso, firme y emocional pero sereno discurso político que duró 45 minutos, Rousseff insistió en su inocencia y aseguró que durante su mandato cumplió con rigor con el compromiso de defender la Constitución y las leyes. "No lucho por mi mandato, vanidad o apego al poder. Lucho por la democracia, la verdad y la justicia", pronunció Dilma desde la tribuna del Senado en medio del completo silencio del pleno del Senado dirigido por el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lewandowski, garante constitucional del proceso.
Rechazó acusaciones. Rousseff volvió a descalificar los cargos que la acusan de haber incurrido en maniobras ilegales para "maquillar" los presupuestos y reiteró que ha sido acusada injusta y arbitrariamente para darle viabilidad a un golpe promovido por la elite política y económica. También dijo que las acusaciones que pesan sobre ella son meros pretextos para que se impongan políticas que "atentarán contra los derechos sociales que los brasileños conquistaron desde 2003", cuando llegó al poder su antecesor y padrino político, Luiz Inácio Lula da Silva, quien estuvo presente en las tribunas del Senado. "La posibilidad del 'impeachment se convirtió en un asunto central en la pauta política y de parte de la prensa que comenzó con un clima de permanente riesgo político provocado por la oposición", dijo Rousseff.
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