Pese a que conductores del festival anunciaron su presencia, la expresa disposición del Sol de México impidió transmisión de su concierto de 90 minutos por cadenas internacionales.
La segunda actuación de la velada del Festival Internacional de Viña del Mar 2012, y quizá la más esperada, la de Luis Miguel, solo pudo ser vista por quienes compraron su boleto para ingresar a la Quinta Vergara y a través de la televisión chilena. Los millones de telespectadores de otros países que seguían el evento por la pantalla chica se quedaron con un palmo de narices cuando en lugar del Sol de México apareció el reggaetonero Don Omar con el show que realizó en ese festival en 2007.
Lo que no se había recordado es que el mexicano, que debutó en Viña del Mar a los catorce años, pidió que no se transmitiera ni un solo instante su concierto ofrecido ante los 15 mil espectadores que colmaron el auditorio de la Quinta Vergara. Por eso, que pidió se cortara la señal de celulares e internet para que no salga imagen alguna de su concierto.
El público, que recibe el apelativo de "monstruo" por la fiereza con la que reacciona ante aquello que le desagrada, tuvo que esperar hasta cerca de las 00.30 horas (03.30 GMT) del jueves en Chile para ver brillar al “sol” en la noche veraniega.
Envuelto en el misterio, Luis Miguel ha seguido alimentado su fama y sus aires de divo y, según han publicado medios locales, pidió, entre otras excentricidades, tener a su disposición dos tanques de oxígeno y 120 toallas blancas.
Comparte esta noticia