La legendaria banda volvió a hipnotizar con su furioso directo a una legión de seguidores incondicionales en la apertura del festival Rock in Rio de Lisboa.
La legendaria banda estadounidense Metallica volvió esta anoche a hipnotizar con su furioso directo a una legión de seguidores incondicionales en la apertura de la quinta edición del festival Rock in Rio de Lisboa.
Con ya treinta años de metal en sus venas, los fundadores de la banda de Los Ángeles, James Hetfield y Lars Ulrich, irrumpieron los últimos en el primer día de conciertos, pero para muchos como si fuera el comienzo.
El grupo lo justificó. Como un atronador relámpago de rasgueos de guitarras eléctricas y feroz percusión, los californianos desplegaron en cerca de dos horas y media su legado rockero con una potente actuación, que repasó los grandes éxitos de sus once álbumes de estudio.
En respuesta, la marea de indumentaria negra gritó, se abalanzó sobre las vallas en las primeras filas, saltó brazos en alto -a golpes en ocasiones- y coreó religiosamente las letras de alma nihilista y oscurantista, marca insigne de la personalidad de la banda.
La simbólica "Hit the lights", uno de los primeros trabajos compuestos por los creadores de la banda en sus inicios, rememoró sus orígenes y el sonido más "Metallica" de la década de los ochenta.
Esa rabia incontenible resurgió junto al lado más trasgresor en "Hell and Back", acompañado de las inconfundibles risas diabólicas de Hetfield.
Expuestos sus pilares fundadores, la banda se dejó llevar e interpretó "Master of Puppets", el sencillo que dio nombre al tercer disco de estudio del la banda, uno de los primeros éxitos de venta.
A mitad del recital, llegaron los pesos pesados de los noventa con "The Black Album" como hilo conductor.
Con solemnidad clásica, la grave voz de Hetfield y la poderosa batería de Ulrich interpretaron la tenebrosa y dulce "Nothing Else Matters", uno de los himnos aplaudidos y vitoreados de la noche.
Pero sin decaer ni un segundo la magia metálica, con el apoyo de fuegos de artificiales, petardos y llamaradas en los extremos del escenario, siguieron hasta el final "Sad but True", "Unforgiven", "My Friend of Misery" y, con entrega especial, la imperiosa "Enter Sandman".
Fuente: EFE
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