Wacken, una población de apenas 1.800 habitantes caracterizada por sus verdes praderas, se convierte todos los años en punto de peregrinación para los amantes del heavy metal.
La 30 edición del festival de Wacken (norte de Alemania), la meca del heavy metal, arranca este jueves, después de que los conciertos previos de la víspera quedaran empañados por las tormentas y mientras ese tranquilo pueblo del norte alemán espera la llegada de hasta 75.000 fans.
Hasta el próximo domingo desfilarán por sus escenarios unas 200 bandas de rock duro, con Saxon, Sabaton y The BossHos entre sus platos fuertes y con las entradas agotadas desde hace casi un año, cuando salieron a la venta.
Wacken, una idílica población de apenas 1.800 habitantes caracterizada por sus verdes praderas, se convierte todos los años en punto de peregrinación para los amantes del heavy metal.
En esta ocasión, la expectación es aún mayor por tratarse del treinta aniversario de lo que nació como cita casi secreta para el rock duro hasta convertirse en el mayor festival del mundo de esta categoría.
Centenares de metaleros empezaron a llegar ya al lugar y están acampados desde principios de semana en los emplazamientos acondicionados para la fiesta.
Ayer se celebraron algunos actos preliminares, como el tradicional concierto ofrecido por la banda de viento del cuerpo de bomberos local, que fue festejada por los aficionados como si fueran parte del espectáculo heavy, pese a que su repertorio es muy distinto.
La jornada previa se vio empañada por las alertas de fuertes tormentas eléctricas, que obligaron a desalojar temporalmente parte del recinto.
El festival de Wacken (W:O:A:, sus siglas oficiales) se caracteriza, además de por el despliegue de decibelios heavy, por la armoniosa convivencia entre los lugareños y el colectivo de duros metaleros.
Son emblemáticas las imágenes de tranquilos ciudadanos repartiendo café y pasteles caseros entre los recién llegados, con sus vistosos tatuajes y a menudo a bordo de sus Harley Davidson.
En las últimas ediciones este esquema de fiesta abierta ha quedado algo modificado, tras imponerse fuertes dispositivos de seguridad como ocurre en la mayoría de los eventos multitudinarios europeos.
Hasta ahora, sin embargo, los únicos incidentes notables en la historia del festival han venido de sucesos puntuales -como el incendio de los retretes móviles hace unos años- o la caída de copiosas tormentas, propias del norte alemán en estos días. (EFE)
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