"Chacalón", el hombre que le cantó al muchacho provinciano y al amargo amor, estaría cumpliendo 70 años

Lorenzo Palacios Quispe, más conocido como “Chacalón”, estaría cumpliendo este 26 de abril, 70 años. Llenaba conciertos, barrios, y todo lugar donde anunciaban su nombre. No faltaba cerveza ni ritmo.

Todos se unían para verlo cantar y, a pesar de ser un personaje reconocido por los años 70s, nunca olvidó sus raíces. Caminaba por los lugares más peligrosos de Lima como El Agustino, La Victoria, o San Juan de Lurigancho. Nunca le robaban. ¿Por qué? Porque era el ‘Papá’, porque le cantaba a la gente que como él que sabía lo que era empezar desde abajo y ganarse un nombre.

“Chacalón” había inaugurado un estilo diferente en Lima. Combinó la cumbia con el huayno y nació la chicha. Sus temas tenían ese sonido melancólico de las provincias más olvidadas del país y sus letras les hacían recordar a su tierra, por eso era muy querido.

EL MUCHACHO PROVINCIANO 

Todo en él reflejaba la migración a la capital: su ropa colorida, su peinado característico, el ritmo y, lo más importante, el deseo de todo provinciano por querer superarse a pesar de estar lejos de casa.

Lorenzo Palacios Quispe es limeño, nació en la falda del cerro San Cosme, en La Victoria, pero sus padres Lorenzo Palacios Huaypacusi y Olimpia Quispe, venían de la Sierra. Desde pequeño le encantó la música y hacía de todo para ayudar a su familia a ganarse el pan.

Era zapatero, vendía humitas, también cantaba en las combis, plazas, mercados y cementerios, hasta que un día, en plena adolescencia, a los 16 años, conoce a quien sería su esposa, Dora Puente.

Dora fue la única mujer que entendió al revés y al derecho a “Chacalón”. Su amor fue único, traspasó ‘fronteras’ ya que le iba a visitar al penal de Lurigancho, donde fue recluido por cortarle la cara a un efectivo policial en una gresca.

Salió después de un año y lucía diferente: tenía tatuajes, el cabello largo, pero eso no le quitó las ilusiones. Perteneció al grupo “Celeste” durante muchos años hasta que quiso volar con sus propias alas y fundó “La Nueva Crema”. Grabó más de 30 canciones pero “Muchacho provinciano” fue la más conocida.

Fue un himno para todos los que venían del Perú profundo: "Me levanto muy temprano para ir con mis hermanos, ayayayay, a trabajar”. Chacalón era la única persona que podía escribir y vivir esa letra con tanto sentimiento.

Su voz era una especie de reclamo social y gracias a ello nacieron las ‘chinganas’. Esos bares donde la gente solo se reunía para escuchar música y beber cerveza para ser, al menos por un momento, un poco feliz.

Muchos intentaron copiar su estilo musical, pero nadie pudo. Han pasado muchos años y nadie ha logrado la fama de “Chacalón”. Fue el único que era capaz de cantarle a la traición con “Amargo amor” y poner a todos de pie para bailar con los dedos en forma de pistolas.

ADIÓS 'PAPÁ'

No obstante, su voz se fue muy joven. El día que murió “Chacalón”, un viernes de junio de 1994, muchos de sus seguidores hicieron vigilia en la clínica donde se encontraba. Lastimosamente, su diabetes empeoró luego de que por error le suministraran suero.

La enfermedad crecía y Chacalón se apagaba. En los brazos de Dora y con una sonrisa en el rostro, el ‘Papá’ dejó de existir. Su sepelio fue televisado por unas tres horas y media y más de 70,000 personas rodeaban su féretro.

¿Qué cantante pudo lograr algo parecido? Nadie. Hasta el día de hoy, hay quienes aseguran que lo ven en la falda del cerro San Cosme como si fuera un santo, otros lo llevan tatuado en su piel a la altura del corazón, o en el brazo, al igual que La Sarita.