Diego Macera, gerente general del Instituto Peruano de Economía (IEP), conversó con RPP y explicó qué se debe tener en cuenta durante los próximos años para fomentar la formalización y aumentar la productividad de las empresas.
La informalidad en el Perú es un problema que se arrastra desde hace décadas. Y más aún ahora, debido a la pandemia, la tasa de informalidad ha aumentado de un 72% en el 2019 a 75.3%, según el Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI).
Esto es consecuencia, en parte, de los elevados costos de la formalidad, explica Luis Miguel Castilla, director de Videnza Consultores y exministro de Economía y Finanzas. Con ello se refiere tanto a los costos laborales – como el salario mínimo – y costos no laborales – como beneficios sociales, pensiones, que debe otorgar una empresa formal.
En esa línea, la informalidad afecta la calidad de vida y de trabajo de toda la población pues genera pérdida de productividad, ya que muchas empresas informales prefieren producir a baja escala para poder operar con menores costos y así distorsionan el mercado reduciendo la productividad total, explican los especialistas.
Incluso, en este contexto crisis económica, los bonos emitidos por el Estado durante la pandemia para ayudar económicamente a las personas, no pudieron llegar a los trabajadores informales. “La ayuda hacia la gran mayoría de negocios no ha podido llegar de manera efectiva por esa prevalencia de la informalidad. La primera herramienta con la que se trató fue Reactiva, que fue un muy buen sistema, pero que [solo] funcionó dentro de los negocios con cierto nivel de formalidad”, explicó a RPP Diego Macera, gerente general del Instituto Peruano de Economía.
El salto a la formalidad
Para Macera se debe pensar en “bloque” para hacer una transición. Muchos negocios trabajan entre la informalidad y la formalidad; es decir, pueden ser formales, pero trabajan con personas informales, explica. Entonces se debe pensar en todos los eslabones de la cadena para una transición completa.
“Si todo tu entorno es informal y quieres pasar a la formalidad de un día a otro, te va a salir muy caro. Por eso hay que pensar esto como estrategias en bloque. La informalidad no es blanco o negro, hay empresas en el medio”, explicó el especialista.
Por otro lado, sostuvo que se deben dar incentivos para que empresas pasen a la formalización, pero estos deben darse con mucho cuidado. Hay veces que esos esfuerzos incentivan a las empresas a quedarse como pequeñas empresas y así se pierde productividad y dinamismo, afirma.
Hasta el 2018, las medianas y pequeñas empresas (MYPES) representaban el 99.3% de empresas. Asimismo, el 70% de la PEA está en unidades productivas de menos de 5 personas. Según un informe del Ministerio de la Producción, la productividad laboral relativa de las microempresas es de 5.2%, de las pequeñas es 18.4% y de las medianas 34.5%.
Para los próximos cinco años
En medio de las elecciones por la segunda vuelta presidencial, Macera indicó que una medida necesaria en los siguientes cinco años es hacer una revisión a lo que se entiende como marco tributario y laboral, y que se den incentivos para el crecimiento y la inversión.
Por otro lado, explicó que es indispensable que mientras vaya creciendo la productividad se mejore el sistema para que haya una mayor protección social. Solo 1 de cada 5 trabajadores tiene acceso para acumulación de pensión, acceso a salud, CTS, entre otros. “Eso es desprotección de la gran mayoría de trabajadores que está de manera informal”, sostuvo.
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