Los nombres de estas calles cusqueñas hacen alusiones a diablos, ángeles, borregos, culebras, cuartones, ventanas y mascarones.
En el Cusco existen siete calles cuyos nombres empiezan con el número 7. Para muchos este número cabalístico tiene influencia colonial, pero para otros su uso proviene desde la época preínca e inca.
Estas calles cuyas denominaciones empiezan con el número 7 son de lo más curiosas: Siete Culebras, Siete Cuartones y Siete Ventanas, ubicadas en el Centro Histórico del Cusco; Siete Angelitos, Siete Diablitos y Siete Borreguitos, en el emblemático barrio de San Blas; y Siete Mascarones en el distrito de Santiago.
El profesor Armando Valenzuela Lovón, en su libro “Rutas turísticas del Cusco” precisa que “el número siete es un número metafísico, es decir algo inexplicable y puramente esotérico para los quechuas”.
Nuestros antepasados tuvieron un profundo estudio de los astros y la convicción que estos tenían una influencia decisiva en la vida y la conducta de los seres humanos, por eso consideraron en su cosmovisión siete entes metafísicos que protegían la vida doméstica en el pueblo.
Entes metafísicos
El Illa Teqsi Wiraqocha, que es el Dios Creador del Universo.
La Chakana, que representa en el mundo andino la constelación de la Cruz del Sur, la que en el hemisferio sur guía a los marineros y navegantes.
Apu Inti,que es el sol, el que genera y vivifica la tierra.
Mama Killa, la madre luna, que propicia el romance y engalana la noche.
Los Apus, espíritus enviados por Illa Teqsi Wiraqocha para hacer el bien a los hombres, son representados por los cerros y montañas.
Pachakamaq, creador de la energía de la fertilidad en la madre tierra.
Pachamama, es la madre tierra, madre cósmica de donde nace el hombre, animales y plantas, y al morir volvemos a ella.
Estos son los siete entes metafísicos que inspiraron a los sabios del imperio del Tahuantinsuyo, y es en base a este número, que también se habría configurado a manera de recuerdo los nombres de estas calles en Cusco.
Por otro lado, el antropólogo Rossano Calvo, en su libro “Cusco Monumental”, publicado en el año 2003, precisa “Los nombres de estas callecitas se encuentran en los registros históricos de la ciudad. Al parecer este número enigmático que se usa como prefijo viene en la difusión que ha adquirido las mitologías judeo cristianas dándoles un valor metafórico”.
“El complemento adjetivante, mas bien, refiere alusiones de las representaciones mitológicas populares (serpientes, angelitos, diablos), otro grupo establece alegorías historicistas ( mascarones y cuartones), las mismas que estarían relacionadas a las actividades ocupacionales de sus habitantes en tiempos pasados”, según da cuenta Angel Carreño.
Otro grupo refiere alegorías figuradas con animales ( borregos) y otros a la forma arquitectónica de la vía (siete ventanas). El uso de los diminutivos para su denominación tiene estrecha relación con el uso popular y la tradición del pueblo del Cusco”.
Por: Adelayda Letona
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