En febrero, Puno es una diablada

En febrero, Puno es una fiesta de fervor y devoción en honor a la Virgen de la Candelaria, considerada como la patrona de los puneños. Por la mamita muchos se convierten en “diablos y diablas” para rendirse a sus pies y agradecerles las bendiciones recibidas.

Y es que la diablada, danza ejecutada por grupos de hombres y mujeres de todo tamaño, raza, condición económica, etc, se baila mejor en Puno, considerada como Capital Folclórica de Perú. 

Los policías cambian las armas por pañuelos para bailar y los militares dejan los rifles para ser parte de la fiesta patronal, celebración que atrae a miles de turistas, quienes con aplausos retribuyen el gesto. 

A orillas del Titicaca, el lago navegable más alto del mundo, desde meses previos, diablos, ángeles, chinas, osos, cholas, caporales, diablesas, supay y otros, ensayan la danza a fin de participar en la celebración que este año se iniciará el viernes 10 de febrero con la recepción de las bandas musicales.

En la festividad participan la Tradicional Diablada Porteño, la Asociacion Folclórica Espectacular Diablada Bellavista, Asociacion Foclórica Diablada Centinela del Altiplano, Diablada Confraternidad Huáscar, Incomparable Gran Diablada Amigos de la Policia Nacional del Perú, conjunto folklórico Diablada Azoguini y la Diablada Confraternidad Victoria, todos representantes a los diferentes barrios de la Ciudad Lacustre.

Los Bloques 

Desde hace algunas décadas diversos bloques se han creado en las diabladas de Puno. Los grupos de caporales, diablos especiales, de chinas, oso, supay y otros, se han divididos en diversos bloques.

Los nombres con los que han sido bautizados también nacen en antítesis a otros como es el caso del bloque los Tokados de la diablada Bellavista, que cogieron el nombre en antagonismo al bloque de los Intocables de la morenada de ese mismo barrio.

Hay nombres curiosos como los Wikingos, Chascosos, Peinaditos, Los Jurídicos, Los Sajras, Los Zancudos, Los Figuretis, Los Rebeldes, Los Lobos, Los Choches y otros demás ocurrentes, quienes se organizan para ser parte de la fiesta desde el primer ensayo y misa que se inicia en el mes de diciembre.

Cada bloque está conformado entre 6 a 9 personas y se organiza para comprar los aditamentos del traje con un color característico. También adquieren trajes similares para ser parte de un pasacalle que se realizará en la víspera del concurso en el estadio Enrique Torres Belón el próximo domingo 12 de febrero.

Las confesiones de un diablo presidencial

El reconocido vecino del barrio Bellavista de la ciudad de Puno, Valerio Flores García, nos cuenta que por varios años ha danzado la diablada y hoy lo hacen también sus hijos, nietos, yernos, nueras y sus demás conocidos.

Desde joven baila la diablada de su barrio querido que durante el año 2001 lo nombró presidente de la agrupación y hoy, pese a su edad avanzada, continúa bailando en el bloque presidencial.

Valerio suele comprar el traje y los otros aditamentos que requiere como botas, máscaras, buzos, palcas y su cetro con el que danza por las calles de Puno en honor a la mamita de la Candelaria. Luego de la fiesta guarda celosamente su vestimenta que es requerida para algunos videos clips de algunas agrupaciones de la ciudad de Puno.

Nos confiesa que para bailar la diablada uno va aprendiendo estrategias a fin de no agitarse durante el recorrido en la veneración que puede demorar cuatro horas.

“Las bolsitas salvadoras son necesarias para el danzarín, éstas son sales rehidratantes que se les da a los bebés. También puede ser copitas de whisky, pisco, pero otros prefieren un poco de cerveza o un mate de coca”, dice.

Los trajes del señor Quisbert

Efraín Quisbert Marín, de 32 años, es un artesano que hizo escuela con su padre, el conocido bordador Juan Quisbert que durante varios años ha elaborado los trajes para diferentes diabladas en la ciudad de Puno.

Efraín asegura que a comparación de las décadas pasadas ya no es tan difícil la adquisición de la materia prima para elaborar los trajes de la diablada. Él ha traslado su taller a Juliaca en donde, junto a su familia, ha elaborado los trajes de una diablada muy reconocida.

“Entregué los trajes en el mes de diciembre y a esta fecha solo me falta un 5% que será entregado en un par de días”, sostiene Quisbert quien en varias ocasiones fue tentado por los grupos de morenadas de Juliaca para fabricar sus trajes, pero su amor por la diablada pudo más, asegura.

Entre piedras preciosas, lentejuelas, hilos dorados, Quisbert ha sabido ganarse el prestigio de los puneños, quienes lo buscan para la elaboración de sus trajes que pueden costar entre S/.800 y S/.1.500.

Más datos:

Una agrupación de diablada puede tener entre 700 a 800 integrantes sin contar las bandas musicales.

Los ensayos se realizan en complejos deportivos y en otros distritos.

Por: Paty Condori

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