El ex jefe del CCFFAA, Jorge Montoya, sostuvo que los cuerpos de los narcoterroristas abatidos fueron recogidos por esos delincuentes al momento de retirarse de la zona.
El reciente acto de hostigamiento a la base militar del Vizcatán también generó bajas entre los narcoterroristas, cuyos cuerpos fueron recogidos por esos delincuentes al momento de retirarse de la zona, afirmó el ex jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas Jorge Montoya.
Explicó que el ataque de los narcoterroristas se produce desde una gran distancia, en medio de una zona boscosa y de difícil acceso, lo que dificulta que las fuerzas del orden recuperen los cuerpos de los subversivos.
"En este caso, ha habido bajas en el lado enemigo. Lo que pasa es que ellos las recogen y se las llevan. Las bajas han sido observadas de lejos, pero no hay la comprobación del número", añadió.
Según informa la agencia Andina, Montoya dijo que resulta peligroso para el personal castrense recorrer esa distancia para llegar hasta la zona donde se encontraban los cuerpos de los delincuentes sediciosos, porque corrían el riesgo de ser emboscados por el enemigo.
Montoya también refirió que esa clase de "hostigamiento" de los narcoterroristas se hace más frecuente en los últimos meses, porque tienen el objetivo de derribar alguno de los helicópteros que patrullan la zona.
"Hacen estos hostigamientos para provocar heridos, obligar el envío de refuerzos y evacuar a los soldados, con el objetivo de atacar al helicóptero", señaló.
Como experto en temas de seguridad, explicó que de acuerdo con los procedimientos militares convencionales, un helicóptero revisa una zona antes de aterrizar, y de ameritar la situación efectúa "un ablandamiento" de ese sector.
Agregó que esa clase de operaciones militares no sale en la prensa, pero alertó que existe "demasiada cobertura" y titulares cuando el narcoterrorismo ataca a las fuerzas del orden.
En todo caso, Montoya consideró que la estrategia de lucha contra el narcoterrorismo "falla", porque el ciudadano promedio, común y corriente, no asume esta lucha como una guerra permanente con los delincuentes subversivos.
"Lo que falla es que el peruano común y corriente no se ha dado cuenta de que está en una guerra permanente. (Â ) La sociedad en su conjunto no sabe que está en una guerra, y como lo desconoce, no tiene la voluntad de luchar en todos los campos."
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