El cementerio Augusto Figueroa Villamil se convirtió en una pequeña ciudad iluminada durante la madrugada de este sábado.
Como ya es una tradición, cientos de personas llegaron durante la noche de ayer y la madrugada de este sábado al cementerio general Augusto Figueroa Villamil de Huánuco para visitar a sus seres queridos que dejaron de existir.
Los nichos fueron iluminados con focos y fluorescentes a cambio de pagar 15 a 20 soles. De esta manera, el cementerio se convirtió en una pequeña ciudad iluminada.
Las familias se reunieron al costado de los nichos, muchos llevaron comidas que en vida gustaban a los finados, para dejar la tristeza, cantan y hasta bailan al compás de las orquestas folclóricas que amenizaron la noche a cambio de 20 soles.
En el campo santo llama la atención la visita al nicho del difunto Francisco Fortunato Ayllón, a quien le llaman el abogado de los pobres", "el niño milagroso" o "Santo Francisco", pero además le atribuyen milagros, por lo que le llevan flores y velas.
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