La captura del siglo, como fue llamada la detención del terrorista más buscado del Perú, se dio a las 08:45 gracias a un trabajo de inteligencia del GEIN.
Hoy se cumplen 17 años de la captura del cabecilla de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán Reynoso, y la cúpula terrorista, hecho que marcó un punto de inflexión en la historia del Perú.
La noche del 12 de setiembre de 1992, un flash informativo sacudió a todos los peruanos: Abimael Guzmán, el número 1 del grupo terrorista más sanguinario del Perú había caído. El hecho fue denominado "la captura del siglo".
La "Operación Victoria" fue ejecutada por el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) de la Policía Nacional del Perú, liderado por Antonio Ketín Vidal Herrera como jefe de la Dincote (Dirección contra el Terrorismo), y el coronel Benedicto Jiménez, e integrado por el general (r) Marco Miyashiro, Luis Valencia y Juan Gonzáles. Desde su formación en 1990, el GEIN hizo un trabajo sistemático de seguimiento y estudio a los cabecillas terroristas.
El ingreso en el refugio del denominado "Presidente Gonzalo" en Surquillo se produjo a las 08:45 p.m. De inmediato, el jefe de la acción, Mayor Valencia, comunicó la captura al GEIN, donde estaban a la espera del resultado, el general Vidal y el coronel Jiménez, uno de los artífices de la investigación junto con sus colegas Juan Gonzáles Sandoval y Marco Miyashiro.
Ambos se dirigieron a la casa de Los Sauces, refugio de Guzmán. Una de las primeras órdenes de Vidal fue respetar la vida del prisionero, cuyo movimiento terrorista significó la muerte de miles de peruanos durante más de una década.
"Soy el general Antonio Ketín Vidal, jefe de la Dincote", se presentó. Ambos se estrecharon las manos.
Los policías presentes recuerdan lo que entonces dijo el director de la institución. "Usted tiene que saber que en la vida se gana o se pierde. Esta vez le ha tocado perder. Espero que haga una interpretación dialéctica de esta situación".
El general Vidal invitó a tomar asiento a Abimael Guzmán, quien se quejaba de dolor en las caderas a causa de su viejo mal, la psoriasis. Luego respondió: "Es cierto que me han detenido y que detendrán a muchos más. Pero lo que está aquí (señaló su cabeza) y el pensamiento del pueblo, nadie lo va a eliminar".
A las 09:30 p.m., el general Vidal hizo llamar a Palacio de Gobierno para dar la buena noticia, que se convirtió en el hecho más importante del año, y significó el inicio del fin de la pesadilla terrorista.
La noche del 12 de setiembre de 1992, un flash informativo sacudió a todos los peruanos: Abimael Guzmán, el número 1 del grupo terrorista más sanguinario del Perú había caído. El hecho fue denominado "la captura del siglo".
La "Operación Victoria" fue ejecutada por el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) de la Policía Nacional del Perú, liderado por Antonio Ketín Vidal Herrera como jefe de la Dincote (Dirección contra el Terrorismo), y el coronel Benedicto Jiménez, e integrado por el general (r) Marco Miyashiro, Luis Valencia y Juan Gonzáles. Desde su formación en 1990, el GEIN hizo un trabajo sistemático de seguimiento y estudio a los cabecillas terroristas.
El ingreso en el refugio del denominado "Presidente Gonzalo" en Surquillo se produjo a las 08:45 p.m. De inmediato, el jefe de la acción, Mayor Valencia, comunicó la captura al GEIN, donde estaban a la espera del resultado, el general Vidal y el coronel Jiménez, uno de los artífices de la investigación junto con sus colegas Juan Gonzáles Sandoval y Marco Miyashiro.
Ambos se dirigieron a la casa de Los Sauces, refugio de Guzmán. Una de las primeras órdenes de Vidal fue respetar la vida del prisionero, cuyo movimiento terrorista significó la muerte de miles de peruanos durante más de una década.
"Soy el general Antonio Ketín Vidal, jefe de la Dincote", se presentó. Ambos se estrecharon las manos.
Los policías presentes recuerdan lo que entonces dijo el director de la institución. "Usted tiene que saber que en la vida se gana o se pierde. Esta vez le ha tocado perder. Espero que haga una interpretación dialéctica de esta situación".
El general Vidal invitó a tomar asiento a Abimael Guzmán, quien se quejaba de dolor en las caderas a causa de su viejo mal, la psoriasis. Luego respondió: "Es cierto que me han detenido y que detendrán a muchos más. Pero lo que está aquí (señaló su cabeza) y el pensamiento del pueblo, nadie lo va a eliminar".
A las 09:30 p.m., el general Vidal hizo llamar a Palacio de Gobierno para dar la buena noticia, que se convirtió en el hecho más importante del año, y significó el inicio del fin de la pesadilla terrorista.
Comparte esta noticia