Una fiesta tradicional que perdura en los pueblos del ande desde el siglo XVII y que ha fusionado elementos religisos y occidentales en el ande.
El Cruz Velacuy (velación de la Cruz) es una celebración tradicional de carácter religioso que se realiza cada año en el Cusco, al igual que en los pueblos del ande peruano. La misma se inicia el primer día de mayo y continúa el 2 y 3 con vigilias y oraciones de miles de feligreses. Su origen se remonta a las primeras décadas del siglo XVIII y es una de las celebraciones en las que se evidencia el sincretismo cultural de los pueblos.
Cuando uno recorre la ciudad en estos días y observa los cerros aledaños, puede divisar luces a lo lejos que rodean el madero representativo en el que Cristo murió, son velas y cirios que cada uno de los devotos colocó para redimir sus “pecados”.
Para la celebración de la fiesta religiosa, los vecinos de un barrio, comunidad campesina o una institución, se organizan con anticipación, para ello se designa a un mayordomo o “carguyoc”, cada año después de la fiesta.
Esta persona será la responsable de planificar la próxima celebración, por lo que con seis meses de anticipación pedirá donativos para el día central. Esta solicitud o donación se llama “jurk’a” y se solicita a veces a las familia, a los amigos y personas con solvencia económica. Para j’urkar el mayordomo lleva una banda de músicos y una bolsa de panes especiales de masa amarilla, muy sabrosas que se los entrega, luego de que acepte el donativo, le hacen tomar cerveza y bailan unos minutos al interior de su vivienda.
La velada de la Cruz se inicia el 2 de mayo para lo que se arma un altar, se toca música típica, principalmente sacra o huaynos. Y hoy en día, se contratan hasta orquestas y prenden juegos artificiales para darles luz y color.
El día central es el 3 de mayo, oportunidad en la que las cruces son llevadas a los templos por los devotos para la misa central, medio de una cuadrilla bulliciosa de danzarines.
En Cusco existen varias cruces con historias, las mismas que se hallan en San Francisco, la de la Recoleta, conocida en el imaginario popular como el de la despedida, por haber sido un lugar donde dos jóvenes juraron, que el primero que dejaría de existir regresaría del más allá para contar que había después de la muerte en este mundo.
También, se indica que antes existía la cruz en la Calle del Medio, la de la Catedral, la del Templo de Santo Domingo, Zarumilla, Independencia, la de Teteqaqa, en una huaca inca, la de Puma moqo, la de Almudena, y otros.
Por: Adelayda Letona García
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