Los cementerios permanecen abiertos del 1 al 2 de noviembre a fin de que las persona se congreguen para rezar o coronar a sus difuntos.
Sentimiento de alegría y nostalgia se entrelazan fuera de los campos santos durante los tradicionales 1 y 2 de noviembre, donde las personas acuden con mayor afluencia para visitar las tumbas de sus familiares, amigos o conocidos, contagiados de un sentimiento de fe por el descanso eterno de los fallecidos, así como por el movimiento comercial típico de las celebraciones por el Día de Todos los Santos, Día de los Angelitos o Velaciones.
Las tradicionales velaciones, en algunos lugares de la región Piura, han evolucionado. Se le denomina velaciones porque se encendían velas al pie o cerca a la tumba del difundo, con la visión de que esta luz alumbrara el camino hacia la eternidad.
Sin embargo, ahora son pocas las personas que continúan con esta tradición, pues en la mayoría de los casos, estas luces naturales han sido reemplazadas con instalaciones eléctricas, cuyos focos alumbran la tumba desde aproximadamente las 17:00 horas del día 1 de noviembre, hasta las 18:00 horas del día 2 de noviembre, obviamente previo pago a la Beneficencia del sector.
Antes, en localidades como Talara, familias enteras hacían carpas con sábanas y pernoctaban dentro del cementerio, cuyas tumbas estaban en el suelo. Ahí, junto a las cruces, las familias se reunían a rezar, charlar o conversar las anécdotas del difunto y tratar de recordarlo con alegría. Esto lo podían realizar las 24 horas.
Ahora, son pocas las familias que guardan esta tradición, aunque queda el reunirse en determinado momento o por casualidad en el cementerio, para orar de forma conjunta por la persona que se fue. Sin embargo, aún en localidades del Bajo Piura se pernocta en el cementerio durante esto días.
Otra de las tradiciones que han ido cambiando es coronar o colocar una ofrenda floral natural, pues antes estas eran artificiales, cuyos arcos o bases tenían diversas formas como corona, aros, flores u otras siluetas sobre las cuales se amarraban de forma delicada las hojas artificiales.
Sin embargo a pesar de los cambios, la tradición de asistir a los campos santos no ha variado, así como las oraciones y rezos para el difunto, que convierten por dos días a los cementerios en puntos importantes de concentración.
Por: Lina Fiestas
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