Desde denuncias de acoso y testimonios de desilusión hasta el agradecimiento y la perseverancia de quienes solo buscan renovar sus documentos para quedarse en el Perú. Esto contaron los inmigrantes que acudieron a la embajada de Venezuela en Lima.
Decenas de ciudadanos venezolanos acuden en los últimos días a la embajada de su país en Lima. Algunos de ellos buscando un cupo en el avión que el sábado próximo, bajo el auspicio del Gobierno de Nicolás Maduro, hará un “puente aéreo” para el retorno, pero otros más bien tratan de renovar sus pasaportes para seguir en el Perú.
Las opiniones son divididas respecto a sus vivencias en el Perú. Mientras varios desean irse porque no les fue fácil conseguir el trabajo que esperaban, a otros les gana el sentimiento por la lejanía de sus seres queridos y no resisten la distancia. Otro grupo, también reunido en los exteriores de la embajada y ante la presencia de medios de comunicación, asegura que busca salir del país tras sufrir "explotación, xenofobia, maltrato y hasta acoso".
Según reporta la agencia estatal Andina, este grupo de inmigrantes tenía muy poco tiempo viviendo en el país, pero señalaron que se iban con "un muy mal recuerdo", pues se sintieron discriminados por cuestiones de edad y de nacionalidad, porque sus expectativas eran otras o "porque el gobierno peruano no les dio lo que les ofreció".
Acusaciones de acoso y explotación
Blanca Josefina Colina (de 70 años) llegó a Lima en mayo. Ella se quejó amargamente porque en un trabajo de costura le pagaban la mitad de lo que a las peruanas y también admitió que no era tan veloz como sus compañeras. "Me regreso porque ya estoy vieja para estas gracias", dijo a la agencia estatal. Por otro lado, una madre de 32 años, procedente de Carabobo, salió feliz de la sede de la embajada.
Su gestión tuvo éxito y el sábado partirá en avión a su país, junto a su esposo y su hijo de 2 años. Allá le esperan sus otros hijos, principal razón de su retorno. Pero a la nostalgia por los suyos se suma la explotación y el acoso callejero que Lady Amerida Castillo dijo haber sufrido desde que llegó en enero a Lima. "Durante mucho tiempo un hombre me seguía en un carro hasta el lugar donde vivo y otros se han atrevido a tocarme", comentó, aunque afirmó que conoció también a gente muy buena que la ayudó y protegió.
La mujer aseguró que al volver a su país su anterior centro de labores le abrirá nuevamente las puertas. Preguntada sobre si cree que entre la gente que quiere volver hay infiltrados chavistas que tratan de hacer "ruido" para generar problemas en el Perú, la joven solo dijo que la iniciativa del gobierno de Nicolás Maduro de facilitar el retorno es un "tema político" para tapar en algo las cosas que se han hecho en su país. Aprovechó la oportunidad para ofrecer disculpas a los "hermanos peruanos" por compatriotas suyos que cometieron delitos en el Perú. "La mayoría somos honestos, los demás son los responsables de la xenofobia contra nosotros", afirmó.
"No regreso así me regalen el avión"
La otra cara de la medalla es Andrea Andrade, joven madre venezolana de un bebé de solo tres meses -peruano de nacimiento-, quien asegura que no dejaría Perú por nada del mundo y menos aún volvería a Venezuela "ni aunque me regalen el avión". Andrea, su esposo y su bebé llegaron a la sede de la embajada -en la cuadra 2 de la avenida Arequipa, pero para renovar sus pasaportes y seguir viviendo aquí.
"Perú me ha dado muy buenas oportunidades desde que llegué hace dos años y medio. Ahora no trabajo porque mi bebé está muy pequeño, pero mi esposo sí lo hace y podemos vivir y ayudar a mi madre para que pueda sobrevivir en Venezuela", afirmó. Aseguró que nunca ha tenido problemas con nadie en el Perú, pero que sí se ha enterado de que algunos de sus compatriotas llegaron a "hacer desastres".
Su percepción es que los actos delincuenciales cometidos por algunos de sus compatriotas han sido "armados" por el gobierno de Nicolás Maduro. "Si no fuera así cómo se explica que los que iban a asaltar en el centro comercial Plaza Norte hayan entrado al país con cédulas de identidad falsas y sin antecedentes penales, cuando allá (en Venezuela) tenían tremendos historiales", señaló.
“Venezuela renacerá”
Dalila Bracho aseguró que a ella le iba bien en Venezuela. Consultada sobre qué la llevó a llegar al Perú, respondió que “a veces a uno le atrae lo desconocido y nos lanzamos a experimentarlo, nos dejamos llevar por el impulso, pero esto no me gustó". También dijo que está escrito que su país de origen se recuperará de la crisis que atraviesa.
"Esa es mi convicción y mi fe. Venezuela renacerá", aseguró Dalila Bracho. Ante la pregunta de si este renacer será con Nicolás Maduro todavía como presidente, la mujer –que trabajaba como enfermera en Caracas- respondió así: "Eso yo no lo puedo decir, pero yo no estoy en crisis, estoy pasando por un proceso como todos, no tengo dinero..., pero yo estaba bien allá".
Desilusión
Darwin Morales, que estuvo tres meses en Perú, dijo que se irá con un mal recuerdo, porque "no nos han brindado la calidad que nos ofrecieron". ¿Y qué les ofrecieron? Según él, el Permiso Temporal de Permanencia (PTP), pero el portal web de Interpol Perú "fue trabado" y eso les impidió obtenerlo. Por ello, dijo que siente haber perdido tres meses de su vida, porque aquí para ellos solo hay explotación y a quienes trabajan no les pagan.
"Puedo asegurar que entre nosotros no hay ningún chavista", expresó. Pero cuando se le preguntó qué le diría a Maduro si lo tuviera en frente, respondió: "Que ponga mano dura a todo". Un caso similar es el de Héctor Villa, de 51 años, quien afirmó que en los tres meses que ha estado en Perú no logró conseguir trabajo, que solo sobrevivió gracias a la ayuda de sus compatriotas y que aquí pasó más necesidades que en Venezuela.
En su país de origen, dijo Villa, renunció a su trabajo en la empresa Petróleos de Venezuela (PDVSA), una de las empresas más poderosas del país. El escenario es distinto para Blanca Elena Valera, una maestra jubilada de 62 años que vino a Perú con su hija, graduada en ingeniería química, y ahora residen en Mala, al sur de Lima.
La suerte para Blanca y su hija ambas ha sido esquiva aún, pero ella retornará porque sus cuatro sobrinos nietos pequeños han quedado huérfanos y siente que su misión ahora es cuidarlos. Ahogada en llanto, confiesa que se irá con el corazón destrozado porque su hija se quedará en Perú para insistir en la búsqueda de un buen trabajo.
(Con infomración de Andina)
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