A pesar de la modernidad que se puede divisar en sus construcciones, es común escuchar en los sechuranos la expresión: ´A mi Sechura no lo cambio ni por mil Nueva Yorks´.
Sechura es la octava provincia de la región Piura y fue elevada a esta categoría el 29 de enero de 1994 mediante ley Nº 26290; sin embargo, su territorio fue poblado desde hace más de 7000 años, conformándose como una gran nación étnica hacia los años 400 A.C., con una cultura propia, una ideología y una genuina lengua y dialecto, el “Sec”.
Los lugares donde se han encontrado evidencias más remotas de presencia humana son en las zonas arqueológicas de Chusis e Illescas, quienes fueron dominadas por la presencia expansionista de los chimús, moches y posteriormente por los incas que se consolidaron como grandes culturas.
Sechura en el ayer
En estas fotografías que datan del año 1945 y que forman parte de un valioso registro de quien fuera alcalde de Sechura por tres periodos, Manuel Sixto Zapata, se aprecian vivencias de los pobladores de antaño, algunas de las cuales aún se mantienen vigentes.
En una de ellas se aprecia el homenaje a una venerada imagen al frontis del expalacio municipal, frente al parque Pedro Chapilliquén Zeta, lo que demuestra que los sechuranos han sido, son y probablemente seguirán siendo un pueblo católico por excelencia, con una profunda fe en sus santos.
Asimismo, se distingue una procesión por la calle Dos de Mayo, donde se pueden apreciar las calles polvorientas y casonas de estilo colonial, algunas de las cuales, aún se conservan hoy.
En otra de las fotografías se observa a un grupo de persons que acompañan un cortejo fúnebre rumbo al antiguo cementerio que hoy es el populoso asentamiento humano Túpac Amaru.
Finalmente, en la última imagen se retrató, al parecer, a los socios del Yunce “Sin Rival”, el más antiguo durante la celebración del carnaval sechurano.
Nótese las arenosas calles y viviendas construidas de adobe, que hoy gracias a la modernidad se han convertido en calles asfaltadas y casas construidas en material noble.
Sechura y sus contrastes
Al ingreso a Sechura, dos imponentes torres del templo San Martín de Tours le dan la bienvenida. Ubicado en pleno corazón de la ciudad, tiene una posición estratégica desde donde se puede apreciar el extenso valle, el vasto desierto y el codiciado mar.
En esta cálida provincia se encuentra uno de los desiertos más grande del Perú. De allí se extraen también ingentes recuros minerales, codiciados internacionalmente. Tierras que además sirven para fomentar el turismo y deportes de aventura como en el Médano Blanco y que envuelven muchos cuentos y leyendas, como la de la María Dominga, una de las más conocidas.
Sechura es cuna de grandes pescadores y tiene una bahía con recursos envidiados por muchos. Hermosas playas, donde no solo se pueden dar un chapuzón durante todo el año. Además, en Chulliyache alberga la historia de un pueblo asolado por la furia de naturaleza.
En su gastronomía, el pescado es el rey, especialmente la caballa que tiene fama nacional. Y como no podía faltar en las mesas del domingo, el potaje preferido es el ajicito quien acompañar una entretenida y amena conversación con los amigos.
Los pobladores, en su mayoría católicos, además no escatiman esfuerzos para celebrar las mejores fiestas religiosas, las que dicho sea de paso, se celebran durante casi todo el año.
A pesar de la modernidad que se puede divisar en sus construcciones y que han repercutido en las formas de vivir, es común escuchar en los sechuranos la expresión del recordado ‘maqueño’: “A mi Sechura no lo cambio ni por mil Nueva Yorks”.
Por: Mayra Amaya
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