Un 22 de febrero de hace 117 años nació Víctor Raúl Haya de la Torre, RPP Noticias comparte una serie de anécdotas apolíticas del fundador del Apra.
Una idea, una mirada, un dicho y un adjetivo expresaron un grupo de personajes que hacen de la historia de Trujillo un libro completo en anécdotas sobre uno de sus hijos que vio nacer, un 22 de febrero, hace 117 años y a quien sus padres pusieron por nombre Víctor Raúl.
RPP Noticias buscó más allá del líder político y encontró en un combatiente aprista, una luchadora social, un escritor ascopano y un historiador, más de una curiosidad del fundador del partido de la estrella.
Juvenal Ñique Ríos, combatiente aprista muy cercano a Víctor Raúl, a sus 97 años, mantiene vivo el recuerdo del compañero jefe, y con lucidez viene elaborando un libro de anécdotas de Víctor Raúl, como que a él le gustaba cantar “Todos vuelven” y bailar marinera, destacando su espíritu alegre.
A su criterio, uno de los amigos por el que Haya sintió mucha nostalgia fue el vate César Vallejo Mendoza, con quien integró la Bohemia Trujillana. “Una noche recordó con gran dolor su último encuentro con César Vallejo en París "este abrazo es para Antenor" le dijo el poeta a Haya, quien lloró al rememorar este momento”.
En tanto que, María Julia Luna de Ciudad, de 87 años, gestora del voto femenino en el Perú, seguidora de los coloquios en los que lo oía, revela la preocupación de Haya por las mujeres y niños, “donde hay una mujer preparada no hay un niño abandonado decía siempre y por ello apoyó el voto de la mujer”, manifestó la hayista por convicción.
A su juicio, tanto fue el respeto a la mujer y a la familia por parte de Haya que como alguna vez en el distrito de Laredo (Trujillo), él mismo confesara “no me casé con ninguna mujer porque no hubiera podido servirle completamente por eso me casé con el APRA”.
Sin embargo, Luna de Ciudad fue testigo de los amores de juventud de Haya con Emilia Gonzáles de Orbegoso, en 1925, “ellos se quisieron mucho pero los padres de ella la mandaron a estudiar a Europa y acabó la relación. Cuando volvió años más tarde ya él había iniciado su vida política y Emilia se casó, por un acuerdo entre familias, con otra persona”.
La también abogada trujillana coincidió con Ñique en cuanto a la entrañable amistad entre Vallejo y Haya. “Cuando estudiaban en la Universidad Nacional de Trujillo, los demás marginaban a Vallejo por ser andino y para reivindicarlo Haya escribió la comedia Vanidad para acabar con esta discriminación”, precisó la luchadora social.
Luna de Ciudad recuerda que a Haya le gustaba comer sopa de cangrejos en Huanchaco, el cuy sin cabeza y jugo de tumbo. “Vivió tan austeramente que no sacó ni medio para enterrarse ni casa para velarse, fue velado en la plaza de armas y su tumba se edificó en un terreno prestado”, sentenció la también periodista quien acaba de presentar un libro de reconocimiento a los personajes que influyeron en su vida, como Haya.
A su vez, el literato ascopano Teodoro Rivero Ayllón, de 79 años, quien desde su adolescencia conoció a Haya pese a no ser aprista, destacó su espíritu joven “en su cumpleaños 70 estalló de alegría con la canción Viva la Vida que cantó con los jóvenes. Ese año, pronuncié el discurso de homenaje por el cumpleaños de Haya en el Teatro Municipal, donde lloró de emoción”, recordó Rivero Ayllón.
Según el miembro del grupo literario Trilce, Haya tuvo amoríos con Gabriela Mistral, poeta chilena, “estaba muy enamorada, tanto que en 1922, ella le propone irse a vivir a México pero él prefiere no abandonar su lucha y un año más tarde, ella influye en el presidente Vasconcellos para que lo contrate y conviven finalmente en tierras aztecas”.
Para Rivero, premio Nuestra Tierra RPP 2010, el amigo más leal que tuvo Haya fue sin duda, Manuel Arévalo, a quien había designado como su sucesor, “a él fue el único que designó para sucederlo en el cargo”.
Por su parte, el historiador Samuel Hooker Noguera, director del Centro Cultural de Trujillo, narró a RPP Noticias pasajes interesantes de la vida del líder indoamericano, “nació en un contexto singular, el mismo año de su nacimiento su padre, un romántico hombre de negocios, fundó el diario La Industria y meses después se creó el Club Central de Trujillo, símbolo de la oligarquía trujillana”.
El historiador a cargo de la casa del personaje del milenio refirió “una vez estaban jugando canicas Antenor Orrego y Alcides Spelucín, y Haya corrió por el medio y malogró el juego, ante ello Orrego lo correteó para patearlo, en eso un sacerdote del colegio Seminario intervino y le dijo a Orrego “no lo patees porque será tu maestro”.
“De niño le gustaba jugar a los invasores y defensores del complejo Chan Chan con sus amigos; un día encontró a su padre conversando con el arqueólogo Max Uhle, quien destacó la importancia de este sitio y recomendó tratarlo con amor y cuidado. Entonces, les dijo a sus amigos que tenían que cuidar la zona. Luego en su juventud, Haya solicitó que las patrullas de la Policía recorran Chan Chan, sin imaginarse que años más tarde, el sitio que tanto veló sería escenario de la revolución” culminó el investigador trujillano.
Por: Davinton Castillo
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