Y un familiar de los atrapados pide ayuda para apurar el rescate, que podría durar al menos cinco días más.
"Tengo fe de que mi hermano está vivo. Ya es mucho tiempo, espero que todo pase", dice Juan Carlos Flores, hermano del minero Yelsei, quien aún está atrapado en una pendiente de 200 metros luego de que un huaico cayera en Acarí, Arequipa. Como él, otros familiares de las víctimas conviven entre la angustia y la esperanza, en la anterior zona de operaciones de la mina La Gemela, lugar del accidente.
Previsiones. Hay aún seis personas más por rescatar, pero las labores no son sencillas. Lo que falta: motobombas, mangueras, grupos electrógenos. Las dos máquinas para extraer el fango que cubre la parte superior del abismo se recalentaron y quedaron inoperativas, según informó un equipo de RPP Noticias en la zona.
Pero el viceministro de Energía y Minas, Guillermo Shinno, dio un mensaje alentador. "Estamos trayendo maquinarias, se requiere una bomba más. También llevamos víveres para las familias (de los atrapados) y para los rescatistas. Mañana llegan los grupos electrógenos y el combustible", prometió.
Pronósticos y acciones. Aunque las voces más desalentadoras aseguran que, debido a lo complicado del rescate, puede durar por lo menos cinco días más. En el lugar hay equipos de expertos que han enviado del Gobierno Regional de Arequipa, de diferentes mineras como Shougang Hierro Perú, Cerroverde, Buenaventura y del Estado. Los trabajos no cesan.
El viceministro Shinno no quiso referirse a si es que la mina Las Gemelas debe clausurarse. Al menos no por ahora. "Yo prefiero trabajar ahora en lo que es el rescate", dijo este viernes a la prensa.
Primeros avances. Esta madrugada, el primer cuerpo fue recuperado: Eduardo Urquia Tonama (32) salió sin vida del socavón tras la caída del huaico del lunes por la tarde en La Purísima, provincia de Caravelí. A las dificultades técnicas se suman las climáticas y geográficas, las adyacencias de la zona están inundadas por el deslizamiento de piedras y lodo.
Pese a esto, el viceministro no pierde la esperanza. "Hay que tener fe y confianza en el señor", dice mientras a unos metros el estruendoso sonido de las máquinas busca horadar la gruesa película de barro que cubre el cuerpo de los seis que esperan volver a la superficie y tener una nueva oportunidad.
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