La lucha contra el narcoterrorismo en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) continúa sin mostrar signos de avance. Este año se ha vuelto a reportar muerte de policías a causa de emboscadas. ¿Qué se está haciendo en la zona? ¿La estrategia del Estado es la correcta?
Desde el 2012, el gobierno del Perú amplió el estado de emergencia a 69 distritos de cinco regiones asentadas en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro, el Vraem con el objetivo de garantizar la seguridad y el desarrollo del lugar ante la presencia de remanentes de Sendero Luminoso y el avance del narcotráfico.
Sin embargo, diez años después, no hay signos de avance y en el análisis del titular de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) coronel EP en situación de retiro, Juan Carlos Liendo, lo primero es mejorar las condiciones de vida de la población de la zona.
"Una aproximación seria al Vraem pasa por proporcionar seguridad a la población más débil. Una vez que tengan seguridad, se impulsarían los temas de desarrollo. Sí se puede avanzar significativamente en reducir la violencia generada por el narcotráfico que es el factor principal de preocupación y deber moral de un gobierno", dijo Liendo.
Vraem: Cuenca cocalera
Considerada la cuenca cocalera más grande del país y donde se registra, según la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas, Devida, la mitad de la producción nacional de este cultivo, Vraem tiene una extensión de 57 mil 735 kilómetros cuadrados, es decir, es más grande que regiones como San Martín o Junín.
El especialista en temas de narcotráfico y seguridad, Pedro Yaranga, coincide en que no se ha avanzado en conseguir el objetivo de hacer el Vraem una zona segura.
Estas son las razones, según Yaranga: “Uno, por el tema de los problemas políticos que no han operado debidamente, por ejemplo, en el caso de DEVIDA. Y en el caso del proyecto especial Vraem, han designado personas que no tienen ninguna experiencia. Yo rescataría solamente de todo eso los proyectos que hicieron de palta, en la parte de la sierra, en las pequeñas cuencas de la parte sierra”.
Vraem: 88 comunidades nativas
En el Vraem viven cerca de 88 comunidades nativas que representan el 46% de este territorio. Según la Base de Datos Oficial de Pueblos Indígenas u Originarios (BDPI) del Ministerio de Cultura, el Vraem es territorio ancestral de los pueblos ashaninka, kakinte, matsigenka y nomatsigenga.
El presidente de la Central Asháninka de Río Ene (CARE), Ángel Valerio, denuncia abandono a pesar de continuas invasiones, como por ejemplo, en la comunidad nativa de Catungo Quempiri, asentada en Río Tambo, Satipo, Junín.
Para el líder asháninka, la política para enfrentar el narcotráfico no ha sido clara: "Hemos intentado pedir apoyo al gobierno. Sin embargo, hasta la actualidad, no hemos visto ninguna respuesta inmediata para poder enfrentar de manera agresiva el narcotráfico dentro del Vraem", dijo a RPP.
Hasta el 2018, en el Vraem, que abarca las regiones de Ayacucho, Cusco, Junín, Apurímac y Huancavelica, vivían 650 mil personas, y el 58% de ellas se catalogaban, por el INEI, en "pobreza total".
Vraem: Oportunidades
El prejuicio nacional es que todo el Vraem es zona de delito. Pero no es así. Carmen Montes, representante de la Asociación de Productores Agropecuarios del Vraem, cuenta que en octubre ganaron el concurso latinoamericano "Cacao de Oro", por la alta calidad de su producto. Aunque días después de la premiación, tres helicópteros del Ejército aterrizaron en la zona y destruyeron unos mil plantones de cacao, según contó Montes.
Con tristeza por lo sucedido, Carmen Montes dijo lo siguiente: “Lamentablemente, toda la vida hemos estado satanizados aquí, como quien dice, de narcotráfico y terrorismo. Estamos trabajando, estamos preparando para exportar nuestro producto como ganadores de la zona (del) Cacao Oro".
Según fuentes de RPP, en el 2022 se han desplegado más de 1 800 operaciones de control territorial en el Vraem, incluida una que desarticuló el sistema de control y comunicación de los remanentes de Sendero Luminoso. Pero también hubo tres miembros de las Fuerzas Armadas fallecidos y un estimado de 15 bajas en el grupo narcoterrorista. Aún hay batallas por librar en el Vraem con la consciencia de que no todo es malo en la zona.
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