La renuncia de la vicepresidenta de la República, Mercedes Aráoz, y los exministros Carlos Bruce y Ana María Choquehuanca, simbolizan el caos que vive el Poder Legislativo.
El Congreso de la República, protagonista de la grave crisis institucional que vive el país desde las últimas elecciones generales, refleja su inestabilidad convertido en una convulsa maraña de cambios, deserciones, cruces y traiciones que complican cualquier solución a la dramática situación política.
La renuncia este jueves de la vicepresidenta Mercedes Aráoz y de los exministros Carlos Bruce y Ana María Choquehuanca a la bancada parlamentaria de Peruanos Por el Kambio (PpK), siglas con las que Pedro Pablo Kuczynski, el actual presidente Martín Vizcarra y la propia Aráoz se presentaron unidos a las elecciones en 2016 simboliza el caos en el que vive el Poder Legislativo peruano.
De hecho, ese anuncio abrió la puerta a la desaparición del grupo parlamentario "oficialista" por incumplir con el número mínimo de diputados que exige la ley para formar grupo parlamentario.
Solo el anuncio en último momento del ingreso a la bancada de PPK de Yesenia Ponce - diputada fujimorista, luego independiente, y luego del grupo disidente fujimorista de Cambio 21 -, una legisladora en pleno proceso de perder su inmunidad parlamentaria, permitirá mantener al oficialismo con vida en el Legislativo.
Estas maniobras se han convertido en el pan de cada día en un Congreso donde tanto la izquierda como la derecha, el oficialismo y la oposición más recalcitrante, han protagonizado sonados episodios de transfuguismo, pugnas internas, escisiones y rupturas.
Crisis institucional
Los parlamentarios han cruzado líneas, han regresado, se han escindido y se han vuelto a escindir, evidenciando también la debilidad estructural de los partidos políticos del país andino. De seis grupos parlamentarios que había en julio de 2016 ahora hay no menos de 11, sin contar con los "independientes".
Otro ejemplo paradigmático de esta situación se vio el pasado 27 de julio, cuando el Congreso eligió como presidente a Pedro Olaechea, un empresario ultraconservador que entró al Parlamento en las filas de PPK con los votos de los fujimoristas de Fuerza Popular (FP), el partido con más presencia en la Cámara.
Frente a Olaechea, quien también fue ministro de Kuczynski, se postuló Daniel Salaverry, quien ejerció la presidencia del Parlamento por FP durante un año y se convirtió en ese período en el enemigo número uno del partido dirigido por Keiko Fujimori. La crisis parlamentaria arrancó apenas se compuso la Cámara en julio de 2016.
Para septiembre, Fuerza Popular, que había obtenido 73 escaños y una mayoría aplastante, ya había perdido a la congresista Yeni Vilcatoma -que luego regresaría- por desavenencias internas, la primera de un goteo interminable de idas y vueltas.
La izquierda dividida
La izquierda, que como bloque había formado el Frente Amplio con 20 escaños, también pronto se escindió entre un grupo de izquierda obrera clásico y Nuevo Perú, que se estableció bajo las banderas del ecologismo, feminismo y defensa de las minorías.
Luego llegaron el indulto irregular que Kuczynski otorgó a Alberto Fujimori; las crisis internas del FP causadas por esa iniciativa; la renuncia forzada de Kuczynski a la Presidencia y la anulación por parte del Tribunal Constitucional de una ley impulsada por los fujimoristas precisamente para controlar el transfuguismo y mantener así su mayoría parlamentaria.
Todos esos temas reventaron las costuras de unos grupos políticos que en la práctica resultaron mal avenidos y muy celosos de sus intereses particulares. FP fue en principio el más afectado por esta tormenta. Primero Kenji Fujimori y un grupo de diez seguidores se escindieron o fueron expulsados y terminaron formando Cambio 21.
Varios otros legisladores dejaron el grupo y hubo un momento en el que pareció que la desbandada iba a ser total, justo cuando FP enfrentaba el ingreso en prisión de su líder Keiko Fujimori, acusada de delitos de lavado de activos. Ahora, su número de diputados parece estabilizado en 54.
Cambio 21, a su vez, perdió diputados como el propio Kenji, suspendido como parlamentario en una votación liderada por sus excompañeros de filas, y adquirió otros como Roberto Vieira, legislador de PPK muy vinculado al fujimorismo, expulsado del oficialismo por desavenencias internas.
EFE
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