El presidente de la República ha hecho del uso de la palabra su principal arma para impulsar reforma y cambios. Esta vez lo hizo para referirse a los problemas al interior de la Fiscalía.
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El Presidente de la República volvió a usar la principal arma con la que cuenta para vencer inercias, desmontar complicidades y realizar reformas: el uso de la palabra. Martín Vizcarra recordó el voto unánime del Congreso para remover a todos los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura, pero lo hizo para contrastar ese voto con la lentitud de los cambios en la Fiscalía. ¿Cómo evoluciona la acusación constitucional presentada contra el titular del Ministerio Público? “Bien gracias, todo está bien en el Ministerio Público…Debería exigírsele una autocrítica porque es una institución que no goza de la confianza de los ciudadanos”.
Exhortando a una colaboración entre el Estado y la sociedad, Martín Vizcarra aportó un matiz nuevo sobre la manera como él entiende su misión: “No he aceptado ejercer esta responsabilidad para seguir haciendo más de lo mismo”. Así pues, el Presidente se muestra decidido a encarnar las banderas de la reforma cuya necesidad ha sido puesta en evidencia por los niveles que ha alcanzado la corrupción organizada en el sistema judicial y otras entidades del Estado.
La realidad es que en momentos en que necesitamos una Fiscalía en orden de batalla ante casos tan complejos como Lava Jato y Lava Juez, lo que sobresale es la división y la aparente lucha entre dos sectores de fiscales, cuyos criterios y objetivos son difíciles de discernir. Lo que sí está claro es que el Fiscal José Domingo Pérez es objeto de dos investigaciones internas y él es precisamente el fiscal que tiene a su cargo indagaciones referidas a Keiko Fujimori, a Alan García y a Pedro Pablo Kuczynski.
Agresión y arrogancia
Por graves que sean, las deficiencias de las autoridades son sino la expresión de la misma cultura de no respeto a la ley que se manifiesta cada día en el comportamiento de los ciudadanos. Los ejemplos más patentes los vemos en la calle. El último caso lo hemos presenciado en el distrito de San Isidro, donde un automovilista agredió con las manos y con la palabra a un agente municipal que intentaba aplicar la prohibición de estacionamiento en una zona rígida.
El conductor, un joven de 28 años que responde al nombre de Yosbel Ramos vociferó en dirección del funcionario: "Te voy a pegar y ni con toda tu basura de sueldo vas a poder curarte". ¡La arrogancia y la violencia alentadas por el sentimiento de superioridad monetaria! El teniente alcalde ha instruido al Procurador de la municipalidad para que denuncie al agresor por tentativa de homicidio.
Mejor calidad de vida
A propósito de calles, la Unidad de Inteligencia de la revista británica The Economist ha publicado su ranking de ciudades del mundo con mejor calidad de vida. Por primera vez, una ciudad europea, Viena, desplaza a las que solían ganar: tres de Australia, tres de Canadá y dos de Japón. En América Latina retroceden considerablemente San Juan, Caracas y Asunción.
The Economist nos priva de los resultados de Lima, en cuyo tráfico suele prevalecer la informalidad, la agresividad y la indolencia de las autoridades. Pero no hay mayor secreto sobre las razones del progreso de Viena: la cultura del respeto a la ley, políticas públicas de largo plazo, autoridades capaces de aplicar sanciones con independencia y honestidad. O como diría Martín Vizcarra, la colaboración entre el Estado y la sociedad.
Las cosas como son
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