Los delitos con criptomonedas están creciendo en Perú y el mundo, pero no dependen necesariamente del bitcoin, sino de los terceros que intentan aprovecharse de la novedad. ¿Cómo poder evitar caer en el engaño?
Dice una frase del argot popular que “si es demasiado bueno para ser cierto, probablemente sea falso” y esto es aplicable en el día a día de internet. Con cada innovación, siempre aparecen inescrupulosos sujetos intentando aprovecharse de la gente para jugar con lo que es el fruto de su esfuerzo día a día: el dinero.
Por lo mismo, cada vez más personas son las que caen en delitos que involucran criptomonedas, una tecnología financiera que genera interés por su apreciación, pero que también cada vez más dudas y preguntas por su volatilidad y anonimato. ¿Son una farsa? ¿O son las personas que intentan lucrar con su uso las responsables de tanto engaño?
Delincuencia con criptomonedas
Abel Revoredo, abogado especialista en delitos cibernéticos y socio fundador de Revoredo Abogados, señala que existen distintos tipos de delitos con criptomonedas, ya sea con su uso o con una falsa promesa de ganancia con ellas.
“Un caso es la pirámide, la forma más conocida, donde se ofrecen ganancias a cambio de depósitos de dinero y de traer otras personas”, refiere. “Uno va ganando, no por el incremento del valor de los criptoactivos, sino porque estamos frente a una pirámide. Parece funcionar, empiezas a meter más dinero, más dinero, más dinero y, al final, este no regresa”.
Carlos Caro Coria, abogado penalista y socio fundador de Caro & Asociados, dice que estos esquemas ponzis se alimentan de su propio sistema”. “Los últimos que ingresan van alimentando a los primeros”, añade. En los años 20, un italiano llamado Carlos Ponzi dio nombre a este tipo de esquema al crear un sistema de préstamos en el que ofrecía altas rentabilidades a los inversores, pero que eran pagados con el dinero de los nuevos clientes en una especie de círculo vicioso. Si ya no había nuevos inversores, empezaba la crisis.
Claro está, los tiempos han cambiado y el mecanismo de fraude rudimentario ha ido mejorándose con la tecnología.
“Puedo crear un software con inteligencia artificial que permita captar el precio más barato para comprar monedas y luego las vendas a precios más altos. Sin embargo, si eso no está auditado, no tiene transparencia algorítmica, puede dar a lugar a la estafa piramidal de forma más sofisticada”, especifica Caro.
Pero, ¿por qué suceden? La razón detrás es la promesa de ganar grandes sumas de dinero sin mayores acciones que la inversión del dinero.
“La forma más clara de estafa es cuando hay un ofrecimiento de rendimiento muy difícil de creer. Posiblemente no es real y sea un esquema piramidal”, advierte Matías Romero, Country Manager para Perú de Buenbit, mercado de criptomonedas en la región.
“Aquí, primero que la inversión, lo que se tiene que hacer es la educación. Que parta de uno mismo”, indica.
Otro caso recurrente es el de los Exchanges. Aquí, el sujeto realiza sus investigaciones, pero cae en una plataforma que no le permite sacar su dinero. Revoredo resalta que los mercados donde se opera con criptomonedas deben permitirte disponer de ellos cuando lo requieras, no bajo sus condiciones.
“Debe ser una plataforma que sea fácil de operar y sea muy transparente, que explique bien las cosas y que no tenga miedo de responder a cualquier pregunta que uno pueda hacer”, añade Romero.
Pero, el tipo de estafa que más está creciendo en incidencias en el país pertenece a un tercer caso: los supuestos asesores o brokers.
Aquí ingresa el intermediario que promete altas tasas de rentabilidad: toma su dinero, -supuestamente- ingresa el monto a un mercado de criptomonedas y, “gracias a sus estrategias”, empieza a obtener la ganancia. Todo es falso, nunca hubo alguna inversión.
“Se aprovechan de la inocencia de la gente”, precisa Revoredo. Los supuestos intermediarios intentan dar confianza para crear un falso fondo personal al inversor novato, que desconoce totalmente lo que se está realizando, pero que da el dinero obnubilado por la esperanza de los miles de dólares.
Lo más grave es que estos sujetos aparecen en cualquier momento, incluso cuando te tratas de educar sobre el tema. Por ejemplo, en Facebook o Telegram, al unirte a un grupo de conversación de criptomonedas, llegará una cuenta falsa, con un lenguaje español extraño, que te saluda al interno y te busca brindar asesoría, intentando convencerte de que él sabe más que todos. Si caes, tu dinero peligra.
“Si alguien viene a ofrecerte duplicar tu dinero cada día o cada mes, es claramente una estafa. ¿Qué hacer con esas personas? Ignorarlas, no responderles”, recalca Moreno.
Entonces, ¿de quién es la culpa? ¿De las criptomonedas o de las personas?
“Muchas modalidades de estafa parten no del blockchain, la cadena de bloques que está almacenada en varios lados y que es difícil de falsificar, sino de la intermediación”, afirma Carlos Caro. “El problema radica en los que operan fraudulentamente y se interponen como intermediarios ante el ciudadano”.
Ciertamente, como ya lo explicamos en este otro artículo, las criptomonedas se basan en un sistema comunitario llamado cadena de bloques, las cuales funcionan como “un libro contable” y donde todas las computadoras participantes (nodos) tienen la información de los movimientos mundiales.
“Lo interesante de las criptomonedas y las finanzas descentralizadas es que no necesitas justamente esos intermediarios para para acceder al mercado”, complementa Romero. “El problema es que muchas de las personas que están son novatas en este mundo y tienen el concepto propio de las Bolsas de Valores en el que es muy complicado de entrar, por lo que necesitan de un broker una persona a un tercero que maneje sus cuentas para ellos”.
“Son los malos actores los que podrían usar criptomonedas, como podrían usar dólares, como podrían usar cualquier otra moneda, para realizar una estafa”, aclara.
El lavado de activos
Otra de las características intrínsecas de las criptomonedas es que, pese a ser algo público en las transacciones, no cuentan con nombres y apellidos para los dueños de las billeteras, brindándoles una especie de anonimato que puede ser utilizado para otros fines como el lavado de activos.
Por lo mismo, hay gobiernos interesados en regular las transacciones en criptoactivos, algunos intentando incentivarlas (como El Salvador), pero otros prohibiéndolas en todo sentido (como China).
“Existe regulación del lavado de activos en el en el Perú, pero no aplica a las empresas de criptoactivos y menos a las extranjeras”, aclara Revoredo en torno a las leyes del país. La solución para él es seguir los mercados “serios”. En este caso, existe la autorregulación de los mercados (exchanges) que exigen identidades y razones de la procedencia del dinero. No obstante, el usuario podría saltearse todas estas condiciones e ingresar su dinero en aquellos donde nadie le pregunte el porqué, para qué o de dónde llegan los dólares.
“En Buenbit lo que hacemos es asignar límites transaccionales dependiendo de los ingresos de la persona. Si es una persona que muestra no tener trabajo, no tener una fuente de ingresos no va a poder operar”, dice Matías Romero.
“Depende de los estados, no solo de Perú, de cómo regular este fenómeno”, dice Caro. “Soy de la particular idea que la solución es la del mercado. Los bitcoins no matan, no generan adicción. Son bienes que los puedes insertar en el tráfico mercantil”.
He sido víctima de una estafa en criptomonedas, ¿puedo actuar legalmente?
Revoredo y Caro concuerdan en las situaciones legales referentes a estos casos: si uno es víctima de estafas en criptomonedas, puede denunciar a la persona que mintió y se robó los fondos, pero, si estos llegan a ingresar al mercado, es muy complicado recuperar el dinero.
“Acá en el Perú no hay un marco legal para la tecnología de los criptoactivos. No existe”, puntualiza Caro.
“El enfoque que deben tener ahora las fiscalías y juzgados es uno completamente moderno a la parte de la transformación digital, donde uno de sus ejes, evidentemente, es la blockchain”, prosigue. “Eso requiere una preparación que no lo tienen los jueces y los fiscales, y menos los abogados”.
“No hay ninguna normativa respectiva (a las estafas con criptomonedas), pero no se necesita porque estos casos, pese a ser distintos, son el fondo las estafas que conocemos: alguien con engaños obtiene un beneficio y ocasiona un perjuicio a otra persona”, resalta Revoredo. Sin embargo, tener el dinero de regreso es “casi imposible”.
Entonces, para no complicarse con procesos que quizás no tengan una conclusión positiva, mejor es informarse antes de realizar cualquier movimiento de dinero.
“Una recomendación general para ese tipo de casos es no tomar esa decisión de invertir de manera rápida. Eso debería ser lo último que uno hace. Deberías preguntarte: ¿He leído lo suficiente y me he educado lo suficiente para estar seguro de lo que voy a hacer?”, finaliza Romero.
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