Un caso en Argentina ha dado la vuelta al mundo al analizar el emoji del pulgar arriba en medio de una solicitud para faltar al trabajo. ¿Qué ocurrió? El trabajador fue despedido luego de la conversación.
Un emoji del pulgar arriba, símbolo de conformidad en una gran cantidad de casos, llegó a los tribunales de Argentina en medio de una demanda por despido arbitrario de un empleador hacia uno de sus trabajadores.
El insólito caso sucedió en Río Negro y reveló que el hombre mantenía un historial de múltiples faltas a su puesto de labores. Sin embargo, su mecanismo de defensa estaba allí: el 👍.
El caso
En realidad, se trata de un caso sencillo: según afirma la empresa, el sujeto arrastraba una serie de sanciones un número importante de faltas injustificadas, las cuales ascendían a 9.
Ante ello, el trabajador intentó justificar sus faltas y se comunicó con un teléfono corporativo de la firma. ¿Qué hizo la empresa? Respondió con un emoji del pulgar arriba.
Este fue el gran causante del problema. La compañía procedió a despedir al trabajador, pero la la Cámara Laboral de Viedma lo rechazó y consideró “desmedida la sanción, al entender que se había prestado conformidad a la justificación alegada por el trabajador a través del emoji del pulgar”.
Aquí ingresa el Superior Tribunal de Justicia (STJ) de Río Negro, el cual revisó el lío judicial.
El máximo tribunal rionegrino evaluó que el uso de estos íconos digitales, “no es un signo inequívoco que exteriorice una manifestación de voluntad”, indicaron los mismos voceros judiciales. En este contexto, afirma la autoridad, el emoji se presta al concepto de confirmación del mensaje, mas no de su aprobación.
No es el primero en el mundo
Anteriormente, un juez canadiense dictaminó que en ese país el emoji del pulgar hacia arriba puede reconocerse como un medio válido para sellar un contrato, en equivalencia a una firma, ya que se trata de un método de comunicación habitual y los tribunales no deben “intentar detener la ola de tecnología y uso común”.
En aquel caso, un comprador de granos, Kent Mickleborough, envió mensajes de textos a un gran número de clientes en marzo de 2021. Un agricultor llamado Chris Achter acordó vender 86 toneladas de lino por 13 dólares por bushel, una unidad de medida de capacidad para mercancía sólida en países de habla inglesa.
El comprador envió un mensaje de texto con un acuerdo de contrato al agricultor y le pidió que "confirmara" que había recibido el contrato: el agricultor puso el emoji de pulgar hacia arriba.
¿Cuál fue el problema? Achter se retiró del negocio luego de que aumentaran los precios de lino. Esto ocasionó que el comprador demandara al agricultor, argumentando que el emoji representaba algo más que la simple recepción del contrato: también representaba un acuerdo con las condiciones del documento.
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