En los últimos años se han instalado en el gigante asiático unas 170 millones de cámaras de videovigilancia. Se espera que están asciendan a 400 millones para 2021.
Los "ojos cibernéticos" más avanzados del planeta están en China, donde miles de cámaras de vigilancia, equipadas con la última tecnología de reconocimiento facial, controlan la seguridad con un sistema admirado en el mundo, pero que las ONG ven como un intento sofisticado de controlar a la población.
"La tecnología es la gran oportunidad del Gobierno chino" para "controlar a la población" y "disfrazarlo" de progreso ante el resto del planeta, afirma a Efe la investigadora de Human Rights Watch (HRW), Maya Wang.
En los últimos años, China se ha convertido en la primera potencia mundial en Inteligencia Artificial (IA) y es el país pionero en el desarrollo de la tecnología de reconocimiento facial, un hecho que se aprecia en cada semáforo y farola y también en los titulares de periódicos, nacionales e internacionales, financieros y de sucesos.
En abril pasado, la china SenseTime se convirtió en la empresa de IA más valiosa del mundo tras recaudar 600 millones de dólares (490 millones de euros) en una ronda de financiación liderada por el Grupo Alibaba, gigante del comercio electrónico chino.
Un mes más tarde, la peculiar historia de la maldición de los conciertos del artista Jacky Cheung daba la vuelta al mundo, después de que tres personas, fugitivos buscados por la policía, fueran capturadas (por separado) tras asistir a algunos de sus recitales.
El último caso se registró en la provincia de Zhejiang, donde un hombre buscado por un impago fue visto por las cámaras de vigilancia en un control de seguridad previo al concierto de Cheung y detenido por la policía a su salida. En el recinto había unas 20,000 personas y el caso se presentó como un hito de seguridad en el país.
"China tiene capacidad de manipular al mundo" y "se hace una constante propaganda de estos desarrollos, evitando en todo momento el tema de los abusos a los derechos humanos", apunta Wang.
En los últimos años se han instalado en el país unas 170 millones de cámaras de videovigilancia y, según proyecciones gubernamentales, se instalarán unos 400 millones más en los tres próximos, hasta 2021.
Según HRW, "se están expandiendo desde las grandes ciudades hasta las zonas rurales y se están transformando en cámaras inteligentes", capaces de detectar no solo los rasgos físicos sino de prevenir las conductas humanas en base al seguimiento de las acciones rutinarias de una persona.
"Las autoridades están diseñando este sistema de videovigilancia con el objetivo explícito de seguir los delitos políticos", asegura Wang, para controlar a "minorías étnicas o a activistas", personas que "no han cometido un crimen, pero que podrán ser seguidas más de cerca gracias a esto", explica.
SenseTime, que hoy en día trabaja con numerosas autoridades locales, es una de las empresas líderes en temas como el reconocimiento facial y de imágenes, y está desarrollando un servicio llamado "Viper" que, asegura, revolucionará el control de la seguridad y la videovigilancia.
Gracias a este, se podrán analizar simultáneamente los datos de miles de cámaras, no solo las que el Gobierno ha colocado en las calles, sino también las de los comercios, cajeros automáticos o edificios de viviendas.
China, además, es líder en la fabricación de superordenadores, fundamentales para procesar las imágenes. Según la lista Top500 compilada por investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, la Universidad de Tennessee y la empresa de computación online Prometeus, China tiene la mayor cantidad de superordenadores del mundo, 202, y también los más potentes.
El profesor de la Universidad de Tongji y de NYU Shanghái, Nan Cao, explicó a Efe que el reconocimiento facial arranca cuando "un modelo de computadora aprende las características faciales clave como la forma de los ojos o el tamaño de la boca a partir de un conjunto de datos de entrenamiento".
Tras "el proceso de entrenamiento", añadió, "el modelo es capaz de identificar o diferenciar diferentes caras clasificando o emparejando automáticamente sus rasgos faciales", dijo el profesor, quien está convencido de que gracias al reconocimiento facial China será un país mucho más seguro.
"No sé exactamente cómo estas técnicas han sido utilizadas por el Gobierno, pero creo que está haciendo todo lo posible para que todos en China vivan en un lugar más seguro", asevera.
En opinión de HRW, sin embrago, la seguridad no justifica "numerosos abusos": el principal, "la privacidad". "No estamos en contra de la recolección de datos para evitar crímenes, de la biometría", pero "debería ser definida estrictamente por una ley que diga bajo qué circunstancias se pueden recolectar datos, con qué propósito... debería existir una normativa y en China nada de esto existe", asegura Wang.
EFE
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