En Madeira Beach, Florida, un simple desacuerdo sobre la entrada de una mascota desencadenó un violento reaccionar entre el dueño del animal y los administradores de un bar.
Lo que comenzó como una noche de diversión en el Undertow Beach Bar terminó en un altercado violento el martes 28 de mayo cuando Kenneth Alvin Davis III, de 27 años, no pudo ingresar al establecimiento con su perro. En un acto de venganza inesperado y brutal, Davis mordió el dedo del gerente del bar después de que le negaran la entrada con su mascota.
Batalla campal
Según el informe de News Channel 8, la situación se deterioró rápidamente. Tras la mordida, el gerente respondió golpeando a Davis en la cara. Este incidente desencadenó una pelea entre los amigos de Kenneth Alvin Davis III y el personal del bar, resultando en una caótica confrontación que solo se calmó con la llegada de las autoridades. A pesar de la gravedad del altercado, el gerente del bar decidió no presentar cargos.
El comportamiento de Kenneth Alvin Davis III fue catalogado como alteración del orden público en estado de ebriedad, y ahora enfrenta cargos por este delito. La normativa en Florida es clara respecto a la presencia de animales en establecimientos de comida y bebida: salvo ciertas excepciones, no se permite el ingreso de mascotas. Esta regulación, basada en el Código Alimentario de la FDA de 2017 y en la Regla 64E-11.003(6)(c) de la FAC, tiene como objetivo mantener la higiene y la seguridad.
Animales autorizados
Las excepciones a esta regla son limitadas y específicas. En los restaurantes, solo se permiten peces y crustáceos de acuario, animales enjaulados, animales de servicio y perros patrulleros. En los bares, las excepciones son aún más restringidas, permitiendo únicamente peces y crustáceos de acuario y animales de servicio. Este marco legal busca equilibrar la necesidad de mantener estándares sanitarios con la inclusión de animales de servicio indispensables para muchas personas.
El incidente en Madeira Beach es un recordatorio de la importancia de conocer y respetar las regulaciones locales sobre la presencia de animales en establecimientos públicos. La violenta reacción de Kenneth Alvin Davis III, lejos de ser una solución, escaló una situación que podría haberse resuelto de manera pacífica.
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