El presidente de EE.UU. acusa a centros académicos de permitir discursos “antiamericanos” en campus universitarios.
En una nueva confrontación con el mundo académico, el presidente Donald Trump advirtió recientemente que su administración podría suspender o retirar financiamiento federal a universidades que permitan protestas que, según sus palabras, “promuevan el odio, el caos y la ideología antiestadounidense”. La amenaza fue emitida durante un mitin en Ohio, donde el mandatario acusó a las élites universitarias de “adoctrinar a los jóvenes con ideas radicales contrarias a los valores de EE.UU.”
Las declaraciones surgen tras semanas de protestas en campus universitarios de todo el país, muchas de ellas motivadas por la política exterior del país y el conflicto en Medio Oriente. Universidades como Harvard, Columbia y UC Berkeley han sido escenario de plantones, huelgas estudiantiles y enfrentamientos con autoridades, lo que ha generado reacciones divididas en la opinión pública.
Te recomendamos
Tensión creciente entre el gobierno y el sector académico
Trump aseguró que su gobierno revisará la distribución de recursos del Departamento de Educación y establecerá “criterios de comportamiento institucional”, lo que encendió las alertas entre rectores, defensores de derechos civiles y organizaciones estudiantiles. “No vamos a pagar con el dinero de los contribuyentes a quienes alientan la anarquía”, expresó ante sus seguidores.
La Asociación Estadounidense de Universidades respondió con un comunicado señalando que “la libertad de expresión no es negociable, incluso cuando incomoda al poder”. Por su parte, líderes estudiantiles acusan al presidente de intentar silenciar el pensamiento crítico y restringir derechos constitucionales.
Este nuevo capítulo en la relación entre la Casa Blanca y las universidades reaviva el debate sobre el papel de la academia en la sociedad y la frontera entre financiamiento estatal y autonomía universitaria. A medida que se acercan las elecciones legislativas de noviembre, el tema podría convertirse en un eje de confrontación política entre conservadores y progresistas.