Conocer y cumplir las obligaciones fiscales es crucial para evitar sanciones y asegurar una correcta gestión de los ingresos adicionales.
Las propinas, esos pagos adicionales que los clientes dejan como muestra de agradecimiento por un buen servicio, no solo representan un complemento esencial en los ingresos de muchos trabajadores en Estados Unidos, sino que también tienen implicaciones fiscales importantes.
Según las normativas del Servicio de Impuestos Internos (IRS), todas las propinas recibidas, ya sean en efectivo, electrónicas o en forma de artículos de valor, se consideran ingresos y están sujetas a impuestos federales sobre los ingresos.
Responsabilidades
Los empleados que reciben propinas deben cumplir con tres responsabilidades clave: mantener un registro diario de las propinas, declararlas a su empleador si el total mensual supera los U$D 20, y reportarlas en su declaración de impuestos personales.
Este registro puede hacerse utilizando el Formulario 4070A del IRS, donde se deben anotar todas las propinas, incluso aquellas que no sean en efectivo.
Estas propinas deben ser reportadas mensualmente a los empleadores, y cualquier propina no declarada previamente debe ser incluida en la declaración de impuestos anual utilizando el Formulario 4137.
Sujetas al Seguro Social y Medicare
Además de los impuestos federales sobre los ingresos, las propinas en efectivo y electrónicas recibidas en cualquier mes calendario están sujetas a los impuestos al Seguro Social y Medicare, siempre y cuando superen los U$D 20 por empleador.
Los empleados deben declarar estas propinas a su empleador antes del décimo día del mes siguiente a aquel en que las recibieron. Sin embargo, los cargos por servicio que los empleadores agregan a las cuentas de los clientes y que luego distribuyen a los empleados no se consideran propinas, sino salarios sujetos a la retención de impuestos estándar.
El IRS establece criterios claros para distinguir entre propinas y cargos por servicio. Para que un pago sea considerado una propina, debe hacerse libremente sin coacción, el cliente debe tener el derecho ilimitado de determinar la cantidad del pago y a quién se entrega. En ausencia de estas condiciones, los pagos se consideran cargos por servicio y se tratan como salarios regulares, afectando así su tratamiento fiscal.
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