Trabajadora Debbie Stevens, mujer divorciada de 47 años y madre de dos niños, dijo sentirse traicionada por Jackie Brucia.
Una trabajadora de Long Island, identificada como Debbie Stevens, fue puesta de patitas en la calle luego de someterse a una operación para entregar un riñón que necesitaba su jefa, Jackie Brucka.
Cuando llegó el día de la intervención quirúgica, el órgano de la empleada no encajaba con el de su jefa, así que finalmente fue intercambiado por un órgano de otro donante.
Meses después de la operación, la empleada empezó a tener problemas que se centraban en sus piernas en el aparato digestivo, por lo que tuvo que quedarse unos días en casa, faltando al trabajo.
Su jefa continuaba recuperándose y tras comprobar que Debbie faltaba a sus responsabilidades profesionales tras la operación, decidió despedirla. “Si no lo hago pensarán que te doy un trato especial”, le dijo, al parecer, Brucka.
Comparte esta noticia