La familia adoptó una pareja de lobos salvajes en 2009 y cinco años después están completamente domesticados.
Cuando Alisa Selekh los llama, toda la manada viene corriendo - pero sólo para ver su paseo en el lomo de uno de los lobos como un caballo a través de su jardín delantero.
Es sólo uno de un puñado de trucos que Alisa tiene bajo la manga y que ella realiza con la manada de lobos domésticos que su familia mantiene en su casa en el pueblo de Zacherevye, unos 250 km al norte de Minsk, Rusia.
También puede rodar sobre la hierba con ellos e incluso compartir un beso acercando su rostro a sus afilados colmillos sin pensarlo dos veces.
Ella se ha convertido en inseparable de las bestias peludas desde que su padre, Oleg, el guardabosques local, llevó a un grupo de lobos salvajes jóvenes en 2009.
A diferencia de sus primos - perros - los lobos son por instinto salvajes, con un estricto código de conducta basado en la jerarquía dentro de su manada y entre los carnivoros son de los más sociables.
Los lobos machos y hembras tienden a operar en igualdad de condiciones dentro de su grupo. Así que, en vez de ser dominado por un solo "líder", una manada de lobos está dirigido por una pareja de alfa - un macho alfa y una hembra alfa.
Estos dos animales van a la cabeza durante una cacería y suelen comer en primer lugar cuando se hace una matanza. Generalmente, aunque no siempre, los lobos alfa son los únicos lobos de la manada que pueden tener crías.
Contrariamente a la creencia popular, los lobos salvajes no son peligrosos y tienden a huir a la primera vista de los seres humanos.
Sin embargo, los lobos domesticados y razas híbridas pueden representar la mayor amenaza para las personas, ya que han perdido el miedo natural.
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