Lo más impactante de su ascenso fue que no llevaban ningún tipo de protección (brida o arnés), solo una mochila y un casco con cámara portatil.
Sin miedo al vértigo de las alturas, dos jóvenes rusos llegaron a la cúspide de la Torre Central de Shanghái, el edificio más alto de China.
Fanáticos de la acromania, estos jóvenes ingresaron a la obra de construcción sin ningún permiso legal para realizar su proeza. Lo más impactante de su ascenso fue que no llevaban ningún tipo de protección (brida o arnés), solo una mochila y un casco con cámara portatil.
Este edificio aún se encuentra en construcción, una vez terminado, la Torre Central de Shanghái se elevará aproximadamente 632 metros (2.073 pies) y con unos 121 pisos.
Comparte esta noticia